¿Qué harías por diez millones de dólares?
«Busquen primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas les serán añadidas» (Mateo 6: 33).
Imagina que un día recibes una llamada telefónica de un desconocido que te ofrece diez millones de dólares a cambio de que hagas algo. No sabes quién es ni cómo consiguió tu número, pero te asegura que no es una broma y que tiene el dinero listo para entregártelo. Lo único que tienes que hacer es aceptar una de las siguientes opciones: abandonar a tu familia, prostituirte durante una semana o más, no testificar y dejar libre a un asesino, matar a un desconocido o dar a tus hijos en adopción.
¿Qué harías? ¿Aceptarías alguna de estas propuestas? ¿O colgarías el teléfono y lo denunciarías a la policía? Quizá pienses que esta es una situación hipotética e improbable, pero lo cierto es que hay personas que han respondido a esta pregunta y han revelado lo que estarían dispuestos a hacer por diez millones de dólares.
En un libro titulado The Day America Told the Truth [El día en que Estados Unidos dijo la verdad] aparecen los resultados. El 25% de los encuestados afirmó que abandonaría a toda su familia; el 25% abandonaría a su iglesia; el 23% se prostituiría durante una semana o más; el 16% renunciaría a la nacionalidad estadounidense; el 16% abandonarían a sus cónyuges; el 10% no testificarían y dejarían libre a un asesino; el 7% matarían a un desconocido; y el 3% darían a sus hijos en adopción.
Estos resultados nos muestran cómo el amor al dinero puede corromper nuestro corazón y hacer que perdamos el respeto por la vida, la familia, la fe y la patria. Pablo afirmó: «Porque el amor al dinero es raíz de toda clase de males» (1 Timoteo 6: 10). El problema no es el «dinero» en sí mismo, sino el «amor al dinero». El dinero es bueno y útil siempre que lo veamos como lo que es: un medio de cambio. Pero hay cosas más importantes y valiosas que no se pueden comprar ni vender, como la fe, la familia y la autorrealización, a las que Dios espera que les prestemos atención.
Así que no caigas en la trampa del amor al dinero. En cambio, toma hoy la decisión de buscar primero «el reino de Dios y su justicia» y recibirás también todo lo demás.