Matutina para Menores | Domingo 04 de Junio de 2023 | Gilgal

Gilgal

“En el futuro, cuando sus hijos les pregunten: ‘¿Qué significan estas piedras?’, cuéntenles cómo Israel pasó el río Jordán en seco” (Josué 4:21, 22).

Doce varones, uno de cada tribu, llevaron una piedra hasta Gilgal. Esta ciudad se encontraba a tres kilómetros de Jericó y pronto se convirtió en el lugar desde donde Josué operaba su estrategia militar. Más tarde, llegó a ser una ciudad importante en la historia de Israel: ahí juzgaba Samuel (1 Sam. 7:16), ahí fue coronado el primer rey de Israel (1 Sam. 11:15) y en los días de los profetas Elías y Eliseo, en Gilgal estaba la escuela de los profetas (2 Rey. 4:38). Además, Gilgal fue especial por el monumento de doce piedras que se encontraba allí.

Para cualquier persona ajena al pueblo de Dios y a su historia, estas piedras no significaban nada. Eran como cualquier otra piedra. Pero para Israel representaban mucho: eran un recordatorio de cómo cruzaron el Jordán. Ese monumento era testigo de lo que Dios hizo por ellos. Además, servirían para despertar la curiosidad en los niños, pues iban a preguntar qué significaban, y eso les daba a los padres la oportunidad de hablarles del poder de Dios, de recordar su historia y su identidad como pueblo de Dios y de afirmar su confianza en los planes de Dios para el futuro.

También se colocaron doce piedras en el mismo río Jordán (vers. 9). A esa generación le recordaría su pasado caracterizado por deambular por el desierto cuarenta años y su presente en la herencia que Dios les iba a entregar. Una nueva tierra fértil, donde cada persona estaba llamada a experimentar reposo en Dios.

A semejanza de Israel, hoy Dios también ha dejado memoriales que nos recuerdan nuestra salvación, como la Cena del Señor y el bautismo. Ambos nos recuerdan nuestra propia experiencia, y que desde el día en que establecimos un pacto con Dios, debemos darle el primer lugar a él.

Los memoriales destacan nuestra identidad y encienden la esperanza en nuestro corazón de un futuro glorioso en compañía de nuestro Salvador.

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