“Un espíritu diferente”
“Solamente mi siervo Caleb ha tenido un espíritu diferente y me ha obedecido fielmente. Por eso a él sí lo dejaré entrar en el país que fue a explorar, y sus descendientes se establecerán allí” (Números 14:24).
La crítica y el temor son contagiosos. La mayoría de las personas creyó que Canaán estaba llena de grandezas, pero también creyeron que no podían conquistarla. Incluso llegaron al extremo de tratar de apedrear a Josué y a Caleb. Ellos se salvaron gracias a la manifestación de la gloria de Dios. Mientras tanto, Moisés intercedió en oración por su pueblo. Dios aceptó la oración intercesora, pero le dijo cuáles serían las consecuencias: primero, iban a caminar por el desierto 40 años. Todos los que tuvieran más de veinte años iban a morir. Finalmente, los diez espías incrédulos morirían ese mismo día.
Por otra parte, a Caleb y a Josué (vers. 30) se les garantizó ser los únicos de esa generación que entrarían a la Tierra Prometida. ¿Por qué? Porque tuvieron una actitud que transmitía confianza en Dios. La diferencia abismal entre lo que ocurrió con los diez espías y lo que pasó con los otros dos es que a Dios le importa muchísimo la influencia que ejercemos en los demás. Podemos ayudar a quienes nos rodean o contagiarles nuestra desconfianza y nuestros temores.
Cuando los diez espías dijeron que el pueblo era como langosta, querían decir que los gigantes los iban a vencer muy fácil, tan fácil como pisarlos. Pero Dios tiene mejores planes para nosotros. Él quiere que seamos nosotros mismos quienes pisemos los obstáculos, nuestras debilidades y tentaciones. En su nombre podemos ser triunfadores. Recuerda que el enemigo de Dios es quien hace todo lo negativo, equivocado y engañoso. Cuando Dios le dio a Adán y a Eva la promesa del Mesías, les dijo que Jesús iba a aplastar la cabeza de la serpiente. Eso ocurrió cuando Jesús murió en la cruz y al tercer día resucitó.
Ahora Dios establece que Jesús sigue venciendo a Satanás por nosotros, cuando somos fieles a él y dependemos de él. Como dijo Pablo: “Así el Dios de paz aplastará pronto a Satanás bajo los pies de ustedes” (Rom. 16:20).