La codicia
“Todo el tiempo se lo pasa codiciando. En cambio, el hombre justo da sin tacañerías” (Proverbios 21:26, RVC).
¿Sabes lo que es la codicia? Podríamos decir que es el deseo excesivo de obtener riquezas. En la sociedad actual, la codicia es algo común. Por desgracia, a veces, cuando miramos a nuestro alrededor tendemos a pensar en lo que no tenemos en comparación con lo que otras personas sí tienen.
El proverbista comenta: “No te entusiasmes por hacerte rico; usa tu buen juicio, y desiste de esa idea” (23:4, RVC). ¿Por qué dice esto la Biblia? Porque cuando obtener la riqueza se convierte en tu meta primordial, entonces esa meta va a impulsar a muchos a pagar cualquier precio con tal de lograrlo. Tener aspiraciones en la vida no está mal, el problema surge cuando esas aspiraciones se convierten en lo más importante, en prioridades, y llevan a las personas incluso a cometer acciones malas con el fin de obtener lo que desean. La codicia es un sentimiento que no deja nada bueno, al contrario, produce daño a uno mismo y a los demás.
¿Sabías que millones de personas caen en la trampa de apostar dinero o jugar a la lotería? Piensan que pronto podrían enriquecerse sin mayor esfuerzo. Pero ¿cuáles son las probabilidades de que alguien obtenga el premio mayor? La probabilidad es tan remota que no justifica emplear sus recursos así.
Cuando te comparas con otros por aquello que poseen, caes en el error de dejar de ser tú mismo y pierdes tu autenticidad. Como sabes, todos somos diferentes y compararte con otros es como comparar naranjas con manzanas. Dios desea que tengas una actitud de contentamiento, gratitud y servicio, esto te ayudará a valorar las bendiciones que Dios te dio y, así, estarás alejado de la codicia.
¿Quieres pedirle a Dios que te ayude a estar agradecido por lo que tienes? Seguramente, él te ha dado muchas bendiciones.