Matutina para Menores | Sábado 02 de Septiembre de 2023 | Uzías

Matutina para Menores | Sábado 02 de Septiembre de 2023 | Uzías

Uzías

“Uzías tenía dieciséis años cuando comenzó a reinar, y reinó en Jerusalén cincuenta y dos años. Su madre se llamaba Jecolías, y era de Jerusalén” (2 Crónicas 26:3).

Uzías, también conocido en 2 Reyes como Azarías, empezó a reinar siendo un adolescente de dieciséis años. Al igual que Joás, Uzías hizo lo recto delante de Dios y prosperó, solamente en los días de Zacarías (vers. 5). Durante ese tiempo salió a pelear batallas y venció a los filisteos, a los árabes y a los amonitas. Fortificó las ciudades principales, equipó a su ejército, tuvo mucho ganado, abrió pozos en el desierto, favoreció la agricultura y tuvo un éxito increíble. La Biblia comenta: “Su fama se extendió hasta muy lejos, pues Dios le ayudó en forma tan extraordinaria que logró hacerse muy poderoso. Pero cuando se afirmó en el poder, se volvió orgulloso, lo cual fue su ruina” (vers. 15, 16).

El mayor fracaso de Uzías fue cuando quiso usurpar las funciones que solo podían cumplir los sacerdotes. Intentó quemar incienso sobre el altar. El sacerdote Azarías y ochenta sacerdotes más se opusieron a su intención, sin tener en cuenta las consecuencias que podrían sufrir al ponerse en contra del rey (vers. 17-19). El rey se enojó muchísimo contra ellos, pero en ese momento Dios permitió que el rey contrajera lepra, y toda su vida cambió. Otra historia que empezó bien, pero terminó mal.

La experiencia del rey Uzías fue la de muchos personajes de la Biblia: dependió de Dios para alcanzar el éxito, y después se olvidó de darle el crédito, mostró ingratitud y actuó con egoísmo. Historias como esta se repiten en la actualidad. Pero hay un detalle importante. Las personas que se equivocan como Uzías son “cristianos”, pues primero dependen de Dios para tener éxito, pero luego lo olvidan.

¡Ellos conocen a Dios! Tú puedes romper esta tendencia. ¿Cómo? Puedes confiar en Dios, y cuando él te llene de éxito y bendiciones, no olvidarte que él te dio todo.

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