¿A quién le llamaban el Cordero de Dios?
“Al día siguiente, Juan vio a Jesús, que se acercaba a él, y dijo: ‘¡Miren, ese es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo!’ ” (Juan 1:29).
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- A Juan el Bautista.
- A Jesús.
- A Juan el discípulo.
¿Has visto nacer un corderito?
Son blanquitos y suaves, y dan ganas de abrazarlos y achucharlos.
Los primeros que vieron nacer corderitos fueron Adán y Eva. Seguro que ellos y sus hijos jugaban con los corderitos, los acariciaban y los cuidaban.
Un día, Dios les dijo a Adán y a Eva que cada vez que cometieran un error, tenían que sacrificar en un altar a uno de esos corderitos a los que tanto querían, de ese modo el corderito pagaría por los fallos de ellos. ¡Qué triste!, ¿verdad?
¿Te imaginas el dolor que debían sentir Adán y su familia cada vez que por un error suyo, tenía que morir un corderito? Eso hacía que se dieran cuenta del mal que habían hecho y se arrepintieran.
Además, Dios quería enseñarles cuál iba a ser su plan para salvarlos del mal, es decir, de Satanás. Para que entendieran que Alguien inocente, que no había hecho nada malo, iba a venir a la Tierra para que ellos pudieran ser perdonados.
Cuando Jesús murió, ya no era necesario que siguieran muriendo más corderitos, porque se había cumplido la promesa que Dios les había hecho a Adán y Eva. El Cordero de Dios, Jesús, murió por ti y por mí, aunque era inocente. Pero lo hizo porque nos ama mucho.
¿Por qué no cantas hoy el himno 57? Búscalo en el Himnario Adventista e invita a tu familia a cantarlo. Se titula “Mi Dios me ama”.
Dibuja un corderito, en tu Diario de Oración, y escribe la primera estrofa de este himno.