Sean puras
“Hagan, pues, morir todo lo que hay de terrenal en ustedes: que nadie cometa inmoralidades sexuales, ni haga cosas impuras, ni siga sus pasiones y malos deseos, ni se deje llevar por la avaricia (que es una forma de idolatría)” (Col. 3:5).
Hoy en día, la pureza es un rasgo de carácter muy poco apreciado. Sin embargo, es de vital importancia para la mujer cristiana. La pureza es un atributo del carácter de Dios y tiene que ver con la transparencia, la limpieza y la pulcritud. No tiene que ver de manera exclusiva con aspectos relacionados a la conducta sexual, sino que abarca todo el ser y todo el actuar de una persona. La pureza es una clara manifestación de nuestra moralidad.
La pureza es, en realidad, un estilo de vida. En la vida de la mujer pura no hay hipocresía, lujuria, inmundicia, impudicia ni corrupción. No te asustes si crees que no llegas a ese ideal; está claro que en un mundo espiritual y emocionalmente impuro como es el nuestro, este parámetro pudiera parecernos difícil de alcanzar, y quizá lo sea, pero no es imposible. Todo depende del poder de Dios, de nuestra relación con él y de su Espíritu actuando en nosotras.
Es bueno poner un cerco de protección a nuestro quehacer diario cuidando lo que entra por nuestros sentidos; es decir, lo que nos complace escuchar, mirar, saborear y tocar. Es necesario vigilar el tono de nuestras conversaciones y ser celosas en lo que respecta a nuestra conducta, tanto pública como privada.
Deshonramos a Dios y rebajamos nuestra naturaleza cuando permitimos que la imaginación se espacie en fantasías sexuales, creyendo que es algo inocente que no daña a nadie. Es por esa rendija de la mente que Satanás toma posesión de todo lo que somos y hacemos. La neurociencia afirma que la conducta moral es una cualidad intrínseca en nuestra naturaleza, y cómo no creerlo si hemos sido hechos a imagen y semejanza de Dios.
Para conservar tu pureza, te recomiendo practicar lo siguiente:
- Espacia tu mente en pensamientos nobles y santos.
- Honra a Dios con tu mente y con tu cuerpo.
- Evita conversaciones vulgares.
- Prohíbete participar en prácticas inmorales.