El desafío de criar hijas
“Cumplan sus leyes y mandamientos que yo les doy en este día, y les irá bien a ustedes y a sus descendientes, y vivirán muchos años en el país que el Señor su Dios les va a dar para siempre” (Deut. 4:40).
A pesar de los intentos de muchas personas por dignificar a la mujer, todavía en algunos lugares el nacimiento de una niña no se recibe con la misma algarabía que el nacimiento de un niño. Por muchos años, las mujeres, aun siendo niñas, han tenido que enfrentar la dureza de una vida que les ha dado poco y les ha exigido casi todo: trabajo arduo, analfabetismo, problemas de salud e indefensión cuando sus derechos a una vida digna les han sido arrebatados. Sin embargo, se han levantado voces y se han orquestado movimientos para rescatar y devolver a la mujer su derecho a la dignidad.
En muchos ámbitos de la sociedad, la cuestión de los derechos de la mujer está tomando una relevancia significativa, y podríamos aplaudir por eso. No obstante, al mismo tiempo se han generado nuevas expectativas para ellas, que las han llevado a enfrentarse a nuevos retos que les exigen responsabilidad, sentido común y sabiduría.
Los padres que han sido bendecidos con el nacimiento de una hija tienen un gran privilegio y, al mismo tiempo, un gran desafío. En ellos recae la tarea de criar a un ser humano para un mundo donde es urgente una convivencia saludable y armoniosa entre hombres y mujeres. Si bien es cierto que la mujer debe defender sus derechos, también es cierto que debe hacerlo desde su propia trinchera, sin atropellar los derechos de los varones. La confrontación, la usurpación de roles y la violencia solo desencadenan una lucha de poder que provoca caos social y pérdida de identidad en ambos sexos.
En ocasiones, me asusta ver a las chicas asumiendo actitudes masculinas; son rudas y desafiantes, como si esto les permitiera tener acceso al mundo social y laboral que por siglos ha sido del dominio masculino.
Querida amiga que eres madre, es necesario mostrar, modelar y personificar frente a nuestras niñas el modelo de mujer creado por Dios en el Edén. Las cualidades femeninas, la ternura, la bondad, la gracia, la simpatía, la creatividad y la sensibilidad, complementadas con las virtudes masculinas, permiten que las relaciones interpersonales sean positivas y satisfactorias, a la vez que se honra al Creador.