Matutina para Mujeres | Domingo 2 de noviembre de 2025 | ¡Acéptalo y olvida!

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Matutina para Mujeres

» Y si tú me sigues y obedeces mis decretos y mis mandatos como lo hizo tu padre David, también te daré una larga vida» (1 Reyes 3:14).

«No me puedo perdonar» es la respuesta constante de jovencitas que escriben en busca de ayuda. La culpa carcome sus emociones y abre un hueco en sus corazones por donde se cuela la alegría y la chispa de vivir. La falta cometida en el pasado las persigue en la silueta de su sombra y, cada vez que se miran al espejo, solo pueden ver la indignidad que el pecado les produjo. Han orado muchas veces pidiendo perdón; y el problema es que ellas mismas «no pueden perdonarse».

Cierto día, el rey David oró a Dios: «No te acuerdes de los pecados de rebeldía durante mi juventud. Acuérdate de mí a la luz de tu amor inagotable, porque tú eres misericordioso, oh Señor» (Salmos 25:7). El pecado de David fue la codicia, el adulterio, el engaño, el homicidio y la traición (2 Samuel 11). Su rebeldía tuvo lugar cuando mandó a censar al pueblo, a pesar de que Dios no había dado la orden (2 Samuel 24). ¿Te das cuenta de lo terrible de sus pecados? No obstante, tras la muerte de David, cuando Salomón asume el trono, Dios le dice: (vuelve a leer el versículo de hoy).

¡Vaya! Parece que Dios sufrió un lapso de amnesia. ¿Se le olvidó acaso lo trágico que resultaron los actos de David? Ciertamente no. Sin embargo, cuando le pedimos perdón, él promete no volvernos a recordar ni reprochar la falta. Y eso fue exactamente lo que hizo con su escogido. Por su parte, David también decidió no reprocharse por los errores pasados. Borrón y cuenta nueva fue lo que hizo y, en consecuencia, pudo llevar una vida recta y justa delante de Dios.

¿Por qué sigues llorando y lamentando por el pasado? No puedes permitir que esto frene tu carrera. No puedes permitir que la culpa por los pecados pasados te impida llegar a la casa del Padre, en la patria celestial. Acepta hoy el perdón de Dios y olvídate de tu pecado. El único interesado en recordártelo es Satanás. «Cuando Satanás te recuerde tu pasado, recuérdale su futuro». La buena noticia es que hoy mismo antes de salir a tus labores, puedes salir sin ese peso que llevas a cuestas. En este justo momento dobla tus rodillas y dilo por última vez. Dios y tú comenzarán de nuevo.

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