Afirmaciones divinas
No tengas miedo, porque no serás avergonzada. No te desanimes, porque no serás humillada. Olvidarás la vergüenza de tu juventud y no recordarás la humillación de tu viudez. Isaías 54:4, PDT.
Isaías 54 compara la ciudad en ruinas con una mujer de futuro brillante. El capítulo se divide en seis mensajes: para la estéril físicamente (vers. 1-3); para la abusada y/o viuda (vers. 4); para la abandonada por su esposo (vers. 5-7); para la que abandonó la fe (vers. 8-10); para la madre sola (vers. 11-13); y una recompensa para todas (vers. 14-17).7
La mujer estéril, considerada una maldición para la familia. Un hombre podía divorciarse de su esposa si era estéril.
La viuda, estimada como paria, y la viudez como castigo. El éxito de una mujer era tener un esposo y muchos hijos. Si eres viuda, para ti está la promesa: “Ensancha el espacio de tu carpa, y despliega las cortinas de tu morada. ¡No te limites! Alarga tus cuerdas y refuerza tus estacas” (vers. 2, NVI).
La mujer abusada. Dos técnicas usadas para superar la “indefensión aprendida” son la “visualización” y la “repetición de afirmaciones”. En la visualización, la persona cambia su fotografía interna por un cuadro más brillante, colorido y poderoso. Las afirmaciones son frases para repetir a diario. Para ambas técnicas repite: No serás confundida. No serás afrentada. Te olvidarás de la vergüenza de tu juventud. No tendrás memoria de la afrenta de tu viudez. Repítelas en forma personalizada, memorízalas y visualízalas.
La mujer abandonada por su esposo. Dios dijo que había abandonado a Israel por un tiempo, pero que lo seguía amando. El abandono pisotea la estima propia, especialmente si el hombre al que amabas te dejó por otra. En aquella sociedad solo el esposo podía divorciarse, y las culpas recaían siempre sobre la esposa. Aun hoy, la mujer divorciada es vista como mala compañía para la casada y mal ejemplo para las solteras. Dios llena ese vacío. “Tu esposo será tu Creador, su nombre es Señor del universo; tu redentor será el Santo de Israel, llamado Dios de toda la tierra” (Isa. 54:5, BLPH).
La mujer que ha abandonado su fe. Dios le recuerda que él permanece fiel al pacto.
Cualquiera sea tu estatus: “Si alguien te ataca, no será por causa mía, pero tú vencerás al que te ataque… Pero nadie ha hecho el arma que pueda destruirte. Dejarás callado a todo el que te acuse. Esto es lo que yo doy a los que me sirven: la victoria” (Isa. 54:15, 17, DHH).
7The Women of Faith Study Bible, New International Version (Grand Rapids, Michigan: Zondervan, 1984), p. 1199.