Testificar sin palabras
Y al ver que estoy preso, la mayoría de los hermanos se han animado a anunciar el mensaje, sin miedo y con más confianza en el Señor. Filipenses 1:14, DHH.
Pablo estaba preso en Roma, pero no era un preso común. Tenía amigos que lo visitaban, y testificaba de su fe (Hech. 28:30, 31). Por ser considerado una gran amenaza, tenía la misma guardia personal de la casa de Nerón. Algunos soldados aceptaron la verdad mientras lo custodiaban. Como esta guardia era relevada con frecuencia, la mayoría de los soldados lo escucharon. Mucha gente distinguida lo visitó para conocer a quien podía predicar de gozo, paz y de un Salvador crucificado mientras estaba preso: “No por los discursos de Pablo, sino por sus prisiones, la atención de la corte imperial fue atraída al cristianismo; en calidad de cautivo, rompió las ligaduras que mantenían a muchas almas en la esclavitud del pecado. […] La paciencia y el gozo de Pablo, su ánimo y fe durante su largo e injusto encarcelamiento, eran un sermón continuo. Su espíritu, tan diferente del espíritu del mundo, testificaba que moraba en él un poder superior al terrenal. Y por su ejemplo, los cristianos fueron impelidos a defender con mayor energía la causa de cuyas labores públicas Pablo había sido retirado” (HAp, p. 383).
Pablo hablaba con experiencia cuando dijo que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien (Rom. 8:28). Haz limonada con los limones que te lanzan, levanta un altar con las piedras que te tiran. Por el testimonio del sufrimiento alegre de Pablo, los cristianos romanos proclamaron con mayor audacia la Palabra de Dios en vez de concentrarse en el miedo a la persecución. Cuando tengas miedo, busca apoyo en quien ya lo haya vencido.
Las circunstancias no te limitan ni te dan éxito, sino lo que haces con ellas. El problema no es el problema, sino tu actitud hacia este.
“Los cristianos que demuestren paciencia y alegría bajo la desgracia y los sufrimientos, que arrostran aun la misma muerte con la paz y la calma que otorga una fe inquebrantable, pueden realizar mucho más para el evangelio que lo que habrían realizado en una vida larga de fiel labor. Frecuentemente, cuando el siervo de Dios es retirado del servicio activo por una misteriosa providencia que nuestra escasa visión lamentaría, lo es por designio de Dios para cumplir una obra que de otra manera nunca se hubiese realizado” (HAp, p. 384).