Yo también protesto
«Me gusta ese sentido protestante de la responsabilidad personal».
Antonio Muñoz Molina
En 1529, el emperador Carlos V envió una carta a los príncipes europeos que se habían convertido a la predicación de Lutero. En ella, los urgía a regresar a la Iglesia Católica y abandonar el luteranismo; de lo contrario, los heriría “a fuego y a espada”. Los príncipes luteranos, como respuesta, se unieron en Alemania para redactar un escrito que comenzaba con las palabras: “Protestamos ante el rey, y ante Dios, nuestro creador, redentor y salvador, que algún día será nuestro juez”. Esa fue la manera diplomática que tuvieron de decir: ‘‘No, no vamos a abandonar nuestra fe, que se basa en la verdad de las Escrituras, por más que papas y emperadores nos envíen edictos amenazantes”.
Esa primera palabra, “protestamos”, dio pie al adjetivo “protestantes”. Desde entonces, el mundo católico pasó a llamar “protestantes” a aquellos cristianos que habían tomado la decisión de alejarse de las doctrinas y la autoridad del papado, para vivir una religión personal basada en la conciencia y en el convencimiento derivado de la lectura personal de la Biblia en el idioma propio. A todas las denominaciones cristianas que surgieron después de la Reforma e influenciadas por ese movimiento, se las ha denominado “protestantes”.
Es obvio que la Iglesia Adventista forma parte de ese grupo de denominaciones religiosas protestantes. Y yo, como adventista que soy desde que dejé el catolicismo hace treinta años, no puedo dejar de preguntarme si existe algo contra lo que protesto. Más allá del nombre histórico que he heredado, ¿contra qué protesto yo? ¿O será que no soy protestante?
Sí, por supuesto que soy protestante. Protesto contra la idea de vivir una religión impuesta y autoritaria; baso mis creencias en mi decisión libre de poner en práctica los principios bíblicos en mi experiencia diaria. Protesto contra el concepto de vivir la religión a través de otros; baso mi experiencia de fe en la lectura de la Biblia y en mi relación personal con Cristo. Protesto contra la creencia de que pueda existir algo, aparte de la gracia de Cristo, a través de lo cual pueda ser salva. Porque, como dijo Lutero, “mi conciencia está cautiva de la Palabra de Dios y no es seguro ir contra la conciencia”.
Y tú, ¿contra qué protestas? Al fin y al cabo, ser protestante es una responsabilidad personal, no una simple herencia histórica.
“¡A la ley y al testimonio! Si no dicen conforme a esto, es porque no les ha amanecido” (Isa. 8:20, RVR95).
Amen