El llamado de Jeremías
No tengas miedo de nadie, pues yo estaré contigo para protegerte. Yo, el Señor, doy mi palabra. Jeremías 1:8, DHH.
Jeremías, conocido como el profeta plañidero por lo triste de su mensaje, recibió un llamamiento de Dios siendo aún muy joven, durante el tiempo en que Judá estaba siendo amenazada por los asirios y los egipcios. Él presenta a un Dios paciente y santo que retarda su juicio. Llama al pueblo a arrepentirse antes de que sea tarde. Es testigo de la decadencia moral de un pueblo que se sumerge en la apostasía.
Joven, tímido, soltero, con la responsabilidad de apelar a la espiritualidad de la nación en los días más oscuros, cuando fue llamado como profeta, Jeremías se preparaba para el sacerdocio, oficio que también había desempeñado su padre. No hablaba en público ni era un líder. Durante su ministerio Dios debió confirmarlo muchas veces: “Antes de que te formases en el vientre te conocí, y antes de que nacieses te santifiqué, te di por profeta a las naciones” (Jer. 1:5); “he puesto mis palabras en tu boca” (vers. 9); “te he puesto en este día sobre naciones y sobre reinos” (vers. 10). Cuando Dios llama, provee los recursos para el éxito.
El llamado precede a la preparación, y sentirte inadecuada es un prerrequisito. Si has seguido la voluntad de Dios y experimentas caídas, indiferencia y reproche, Jeremías es tu ejemplo. Durante cuarenta años habló fielmente a una nación que nunca lo escuchó, llamó a la acción y nadie se movió. Sufrió pobreza y privaciones, fue echado en la cárcel, encerrado en una cisterna, llevado a Egipto en contra de su voluntad y rechazado por todos. Permaneció solo, desapercibido y “fracasado”, pero a los ojos de Dios fue el hombre de mayor éxito en su época, porque Dios mide el triunfo por la obediencia y la fidelidad.8
Sé fiel en tu misión, como el sol, que hace la más espectacular demostración lumínica mientras que muchos aún duermen. “Los cristianos que presentan fielmente la palabra de vida, guiando a hombres y mujeres al camino de la santidad y la paz […] en el reino de Dios serán honrados como sabios constructores. […] Si desean hacer de Dios su fuerza, él obrará con ellos, y no trabajarán en vano. […] Todo el cielo está esperando a los hombres y a las mujeres por medio de los cuales pueda Dios revelar el poder del cristianismo” (HAp, p. 494).
Las inscripciones están abiertas para este tipo de éxito.
8 Life Application Study Bible, New Living Translation, 2a edición (Wheaton, Illinois: Tyndale House Publishers, Inc., 2004), p. 1197.
