Matutina para Mujeres | Miércoles 23 de julio de 2025 | No perdimos, ganamos

Matutina para Mujeres | Miércoles 23 de julio de 2025 | No perdimos, ganamos

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Matutina para Mujeres

«Pues, para mí, vivir significa vivir para Cristo y morir es aún mejor» (Filipenses 1:21).

Hacía seis días que Abdías había llegado al mundo pero su salud no le permitía irse del hospital, sino que estaba en una incubadora con aparatos para darle oxígeno. Los días se hacían eternos y las noches interminables. Por turnos, las familias hacían guardias para estar con el bebé. Aquel sábado al medio día visité a la mamá de Abdías y sus lágrimas conmovieron mis entrañas. No sabía qué decir y solo atiné a abrazarla. Al día siguiente, un 22 de septiembre de 2019, con seis días de vida, se dio el desenlace de la historia. Abdías murió. Durante el culto de consolación, Yazmín, la mamá del bebé, estaba tranquila y con mucha paz en su rostro. Cuando todos lloraban y la abrazaban, ella los consolaba. Cuando fue mi turno de llegar a ella, la abracé y el llanto no me dejó hablar. Entonces, ella susurró: «No perdimos, ganamos». Sus palabras quedaron resonando en mi mente, pues estaban cargadas de una gran verdad. Justo como Pablo lo expresó en el texto de hoy.

En el momento preciso que las hijas de Dios estamos pasando por el fuego, es cuando se derrama un poder del Cielo sin comparación. Solo quien está siendo probado con la turbulencia del dolor puede experimentarlo; quiero decir que el poder extraordinario de Dios solo puede sentirse en toda su plenitud dentro de la tormenta. Ante la tragedia solo tenemos dos opciones: aceptamos o reclamamos. Si aceptamos, podremos experimentar el bálsamo sanador del Señor y seremos testigos de cómo nuestra vida es restaurada. Por el contrario, si reclamamos, el dolor y el coraje cerrarán las puertas al poder divino y, poco a poco, el duelo acabará con nuestras vidas.

Aquella noche durante el culto fúnebre, las personas se maravillaban de la serenidad de Yazmín. Y es que una hija de Dios que confía en él a pesar del dolor, se convierte en un vívido mensaje de esperanza para el mundo.

No perdimos, ¡ganamos! Brenda, Nurmy, Mónica, Ruby, son amigas que han pasado por el dolor de la muerte de un hijo. Si tienes una amiga que hoy necesita consuelo y esperanza, envíale este mensaje y dile que no perdimos, sino que ganamos, porque el vivir es Cristo y el morir es ganancia.

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