Matutina para Mujeres, Miércoles 28 de Abril de 2021

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Alabanza a la mujer ejemplar: todos los suyos andan bien abrigados

“Mujer virtuosa, ¿quién la hallará? […] No teme por su familia cuando nieva, porque toda su familia va vestida de ropas abrigadas. Ella se teje los tapices, y de lino fino y de púrpura es su vestido” (Prov. 31:10, 21, 22, RVR 95).

Pasar verdaderamente frío es devastador. Quien lo ha experimen­tado sabe que es una experiencia aterradora; sin embargo, sentir fría el alma es sencillamente mortal. 

Ella tenía aproximadamente trece años y estaba sentada junto a su madre, frente a mí, con los hombros caídos y la mirada triste. Con un leve temblor en la barbilla, me expresó la más inmensa de sus congojas: “Mi madre no me quiere”. Le pedí permiso para tomar sus manos y mi petición fue aceptada casi como un ruego. Entendí que aquella joven necesitaba el calor y el abrigo de su madre. Yo solo era, en ese momento, un sustituto pasajero e incompleto.

El ambiente de las calles es frío; la indolencia frente al dolor humano casi se toca con los dedos. Todos vamos sin saber a dónde, buscando sin saber qué. Es la triste realidad de nuestro mundo, pero no debe ser así en nuestros ho­gares, porque Dios nos ha arropado con su manto de justicia y misericordia, impidiéndonos morir con el corazón congelado. 

Debemos vestir a nuestra familia de ropas dobles, no solo para proteger­nos del frío invierno; también para abrigar el corazón. La calidez de una madre nunca podrá ser sustituida por ninguna otra cosa en el mundo. Con empatía, mise­ricordia, bondad, comprensión, caricias y elogios, se confeccionan las pren­das con las que se cubre el frío emocional. 

Vivir en un ambiente carente de calidez humana a medio y largo plazo de­jará ver sus consecuencias. Personalidades resentidas, egoístas, con espíritu de venganza y amargura serán la forma enfermiza de satisfacer el rechazo que padecieron durante los años tempranos de la vida. A su vez, es frecuente ver niños y jóvenes contentos y productivos en sus hogares, aunque con pocos estímulos materiales pero con madres amorosas y generosas que crean un clima de confianza, bienestar y seguridad. 

Crear calor de hogar es tu tarea para este día; no solo en tu familia, sino también en cualquier entorno donde te desenvuelvas. Para lograrlo, es nece­sario que te dejes “arropar” por la gracia de Dios.

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