¿Fama de Cornelias? Yo sí quiero
“Elige una buena reputación sobre las muchas riquezas; ser tenido en gran estima es mejor que la plata o el oro” (Proverbios 22:1).
Cornelio era su nombre, un hombre con siete cualidades mencionadas en el relato bíblico de Hechos 10, dignas de ser estudiadas e imitadas, y cuya fama fue reconocida no solo en la tierra sino en el Cielo. Repasemos cada una.
- Piadoso (vers. 2). Siempre se mostraba compasivo y mostraba empatía ante los problemas ajenos.
- Temeroso de Dios (vers. 2). No era miedo lo que lo movía en su manera de actuar, sino respeto a un ser que, sin conocer, consideraba superior a él.
- Daba limosnas (vers. 2). Seguramente lo hacía con los más necesitados y no precisamente de lo que le sobraba.
- Oraba siempre (vers. 2). No una vida eventual de oración, sino continuamente elevando su mente al cielo.
- Varón justo (vers. 22). La justicia regía sus acciones y decisiones hacia sus súbditos.
- Buen testimonio (vers. 22). Cualquier persona podía dar las mejores referencias sobre Cornelio.
- Ayunaba (vers. 22). Sin saberlo, dejaba descansar su estómago para que su mente fuera más susceptible a la voz de Dios.
Vaya fama la de este hombre. Parece ser el hombre perfecto, sin embargo, le faltaba algo, pero Dios se encargó de hacérselo saber. El Señor no pasa por alto a quienes llevan un estilo de vida como el de Cornelio. Sus oraciones son recibidas en el Cielo y, así como Pedro fue enviado para enseñarle acerca del verdadero Camino, Dios enviará al Espíritu Santo en nuestro auxilio para enseñarnos el camino correcto que debemos andar. Y, aunque en esta tierra nuestra vida no pueden alcanzar el máximo grado de perfección, sí seremos instruidas para corregir el error en el que estemos, de manera que continuamente seamos mejores hijas de Dios.
Mejor que tener riquezas, es tener buena fama. Pregúntate: “¿Qué fama tengo?”. Cuando los que te rodean ven en ti las siete virtudes de Cornelio, tu fama hace que ellos también quieran conocer a ese Dios que profesas amar. Cuando Pedro llegó a aquella casa, este hombre había reunido a su familia y amigos quienes, juntamente con él, fueron bautizados. Lo importante de estas virtudes es que hay que hacerlas de todo corazón y no meramente para alcanzar el favor de la gente. ¿Te gustaría comenzar a practicarlas?
