Matutina para Mujeres | Viernes 12 de septiembre de 2025 | Optimismo al cien

Matutina para Mujeres | Viernes 12 de septiembre de 2025 | Optimismo al cien

Matutina para Mujeres

«Prepárame un cuarto de huéspedes, porque espero que Dios responda a las oraciones de ustedes y que me permita volver a visitarlos pronto» (Filemón 1:22).

Leí en un libro, de fuente muy confiable, la historia de un ex funcionario público. Mientras trabajó para el gobierno, estuvo lleno de honores a causa de su grado académico. De mente abierta y brillante, de carácter audaz y decidido, gozaba de grandes privilegios y comodidades brindadas por su partido. No obstante, al abandonar sus labores gubernamentales para dedicarse de lleno a trabajar con el bando opuesto, fue objeto de falsos acusamientos y caserías para meterlo preso. Sus enemigos lograron su objetivo y pronto lo tuvieron encerrado. Encerraron su cuerpo pero nunca su espíritu. Papel y tinta fueron suficientes para que Pablo, sí, el apóstol Pablo escribiera palabras tan alentadoras para las iglesias. En el verso de hoy, encontramos el final de la carta que envió a Filemón. Claramente, le dice que le prepare un lugar en su casa porque pronto irá a verlo personalmente. ¡Cuánto optimismo! El preso espera que, en respuesta a las oraciones que los hermanos elevan por él, pronto saldrá en libertad.

La palabra optimismo tiene su origen en el vocablo optimum, que quiere decir: «lo mejor». Una persona optimista es capaz de ver «lo mejor» de cada situación aunque esta sea adversa. En el lado opuesto se ubica el pesimismo (pessimum) y quien lo practica siempre espera «lo peor». ¿Cuántas veces nos hemos visto en situaciones desfavorables y desaparece de nuestro vocabulario la palabra optimismo? Con frecuencia, muchos planes, que pudieron ser fructíferos, son echados por tierra por personas pesimistas.

Como hijas de Dios no podemos esperar que todo marche siempre bien; pero sí podemos «esperar lo mejor» aun en los malos e inevitables momentos que presenta la vida. Solo hay dos formas de enfrentarnos a los desafíos: optimismo o pesimismo. De lo que elijamos depende nuestra calidad de vida: Optimistas o pesimistas, ambos enfrentan adversidades. Los primeros viven felices, mientras que los segundos viven amargados.

Existe evidencia de que, poco después de escribir esta carta, el apóstol fue puesto en libertad y cumplió su deseo de ir a casa de su amigo Filemón. Pablo eligió ser optimista porque sabía que a su lado marchaba el ángel del Señor. La buena noticia es que un ángel también ha sido puesto a tu cuidado. Él no evitará que te sucedan cosas malas, pero si estás segura de su compañía, siempre podrás esperar lo mejor.

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