Las llaves perdidas
“Un ángel del Señor le dijo a Felipe: ‘Ponte en marcha hacia el sur, por el camino del desierto que baja de Jerusalén a Gaza’ ” (Hech. 8:26, NVI).
Mariel, una prima muy querida que es profesora de inglés y traductora, viajó con su esposo André, que es médico, a Lesotho para servir como misioneros un tiempo.
Al segundo día de llegar, oró y salió emocionada al pueblo que quedaba alrededor del campus del hospital. Estaba ansiosa por compartir el amor de Dios, ayudar a la gente de ese lugar y estudiar la Biblia con ellos.
En el camino perdió la llave de su casa y salió a buscarla por todo el pueblo. En un momento, se le acercó una joven y le dijo: “Hola, mira ese caballo. Es el medio de transporte de Lesotho”, un comentario cómico, pero fue lo único que Maponts’o, la joven, atinó a decir en su inglés básico para entablar conversación con ella.
Rodearon juntas las montañas caminando y, como Mariel no tenía la llave para entrar a su casa, Maponts’o la invitó a ir a la suya un rato. Mientras caminaban, Mariel oraba para que Dios la ayudara a compartir el Evangelio con esta joven. Repentinamente, Maponts’o le preguntó: “¿Amas a Dios?” El corazón de Mariel latía fuertemente al contestarle que sí.
Se ofreció a ir a darle clases de inglés a sus hijitas, Ponts’o y Maboí, de 9 y 2 años, y a los niños del vecindario, y ella aceptó encantada.
Dos semanas más tarde, le ofreció estudiar la Biblia y ella accedió inmediatamente, como si hubiera estado esperando la pregunta.
Un día, Mariel le preguntó por qué le había preguntado si amaba a Dios el día que se conocieron. Maponts’o le explicó que quería saber qué tipo de mujer era: si era una persona juiciosa o si era un mujer a la que le gustaba la vida nocturna y un estilo de vida en desacuerdo con los principios que ella tenía. Quería saber si su amistad prosperaría.
La semana que viene terminaremos la historia, pero quiero invitarte a hacer la misma oración que Mariel hizo ese día antes de salir de su casa y a que le des la bienvenida a las “llaves perdidas” que pueden representar un encuentro providencial en tu camino hoy.
Así como el ángel le indicó a Felipe qué hacer, Dios quiere darte instrucciones detalladas a ti también.