Miércoles 01 de Diciembre de 2021 | Matutina para Mujeres | Los secretos para construir bien un hogar – I

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Los secretos para construir bien un hogar – I

“Castiga a tu hijo mientras haya esperanza, pero no se excite tu ánimo hasta destruirlo” (Prov. 19:18, RVR 95).

La pequeña de apenas cinco años de edad tenía el control frente a una madre impotente que la ignoraba y un padre que usaba la violen­cia como método educativo. Yo observaba su dinámica familiar, muy consciente de que esta es la realidad cotidiana de muchos hogares. Y a medi­da que los hijos crecen, la situación empeora. 

Muchas madres, sintiéndose impotentes, se preguntan dónde está el se­creto, si es que lo hay, para educar a sus hijos de tal manera que sean obedien­tes, disciplinados y, sobre todo, felices. Muchos hijos se preguntan también qué pueden hacer para que sus padres intervengan más en su educación, pues ne­cesitan sentirse más seguros. Es un error creer que los hijos son más felices en los hogares donde las normas son laxas o inexistentes y cada quien puede ejercer su derecho a decidir lo que quiera. Esto no es así; los niños necesitan que sus padres tengan la autoridad del hogar, por supuesto ejercida con amor y equilibrio, y que tengan en sus manos las riendas de la familia, de modo que los pequeños sepan que no están solos a la hora de superar las dificultades que conlleva cada etapa de la vida. 

Muchas familias modernas viven una vida desenfrenada, que ha puesto en jaque los principios de Dios para construir bien un hogar. “Los padres de­berían mandar sus casas después de sí, como lo hizo Abrahán, a guardar el camino de Jehová. Si no se hace esto, Satanás gustosamente tomará a su cargo la obra de los padres y educará al niño como a él le place; y ¡oh, cuánto de esta obra se deja librado al enemigo! Cumplan los padres su deber para con los que dependen de ellos, y amolden su carácter según el divino Modelo. Hagan los padres, con viva fe y con entera confianza en Dios, la parte a ellos asignada, y Dios hará la suya” (Consejos sobre la obra de la Escuela Sabática, p. 51, 52). 

Tener el control de la familia es responsabilidad de las madres y los pa­dres. Cualquier descuido en este aspecto tendrá consecuencias eternas. El control sano en la familia usa como recursos la persuasión amorosa, el razo­namiento, el apoyo en las dificultades, la orientación en la toma de decisiones y el dominio propio cuando es necesario conservar la paz. Por sobre todo esto, el objetivo debe ser exaltar al Creador. He ahí el secreto de un hogar bien construido.

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