“Le daré a comer del árbol de la vida”
“Al vencedor le daré a comer del árbol de la vida, que está en medio del paraíso de Dios” (Apocalipsis 2:7).
No sé si los mangos miyazaki son más ricos que los mangos banilejos de República Dominicana; sin embargo, a juzgar por su precio, los miyazaki han de ser superiores a los de mi país. Yo nunca había oído hablar de ellos hasta que leí la noticia sobre Sankalp y Rani Parihar, dos agricultores de India que tuvieron que contratar personal de seguridad y adquirir nueve perros para vigilar la plantación de mangos miyazaki que plantaron ¡por error! ¿Y por qué hicieron tanto para proteger su plantación? Porque, aunque el precio normal de uno de estos mangos ronda los cincuenta dólares, estos agricultores han recibido la oferta de casi trescientos dólares por cada fruta. Un joyero de Bombay incluso estuvo dispuesto a pagar el precio que pusieran los agricultores, y ni así consiguió que Sankalp y Rani le vendieran los mangos.³⁸ Son tan valiosos que, en Japón, alguien llegó a pagar dos mil quinientos dólares por dos mangos miyazaki, también conocidos como los “huevos de oro”.
Admito que algún día me gustaría comer uno de esos mangos, aunque no estaría dispuesto a pagar el precio que muchos sí están dispuestos a ofrecer (y, de hecho, han ofrecido ya). Pero, aunque no tenemos la posibilidad de saborear la dulzura de esos mangos, sí tenemos el privilegio de esperar el cumplimiento de la siguiente promesa bíblica: “En medio de la calle de la ciudad y a uno y otro lado del río estaba el árbol de la vida, que produce doce frutos, dando cada mes su fruto; y las hojas del árbol eran para la sanidad de las naciones” (Apoc. 22:2). Ezequiel, de donde procede la declaración de Apocalipsis, agrega que, “su fruto será para alimento y su hoja para medicina” (Eze. 47:12). Aquí tenemos la promesa de un paraíso restaurado, que se nos ofrece a todos y que costó el elevado precio de la muerte de Cristo.
Por error, unos agricultores de la India sembraron mangos miyazaki, la variedad de mangos más cara que existe; pero Dios, con toda la intención del mundo, siembra en nosotros la fe y el anhelo de la vida eterna, para que podamos disfrutar gratuitamente del más valioso de todos los frutos: el fruto del árbol de la vida. El que coma de dicho árbol no volverá a morir.
38 “Plantaron sin querer el mango más caro del mundo y ahora cuatro guardias y nueve perros custodian su huerta”, Clarín Digital (28 de julio de 2021).
Hola
Hay alguna manera de bajar o descargar solo en audio para poderlo compartir?
Claro que si, en el mismo reproductor se encuentra la opción de descarga