Miércoles 05 de Abril de 2023 | Matutina para Adultos | “Confortará mi alma”

pastor Dietrich Bonhoeffer

“Confortará mi alma”

“Confortará mi alma. Me guiará por sendas de justicia por amor de su nombre” (Salmo 23:3).

El lunes 5 de abril de 1943, el pastor Dietrich Bonhoeffer fue detenido por la Gestapo. Permaneció en el calabozo hasta que fue ejecutado el 9 de abril de 1945. Durante esos dos años de encarcelamiento, Bonhoeffer impartió estudios bíblicos, ministró a sus compañeros, celebró bodas, enseñó a los presos a orar y hasta escribió poemas. Uno de ellos lo tituló Dolor y alegría, un poema sobre la dulzura que hay en las experiencias amargas. También escribió muchas cartas, a sus padres, a su novia, a sus amigos… Hoy me gustaría que reflexionáramos sobre una porción de su carta titulada: “¿Quién está de pie?”

Ante el avance de la perversidad, de la injusticia, de los engaños de una sociedad que adulaba la maldad y repudiaba el bien, Bonhoeffer se pregunta: “¿Quién se mantendrá firme?” Y seguidamente responde: “Solo la persona cuyo último criterio no está en su razón, ni en sus propios principios, ni en su conciencia, libertad o virtud, sino que está dispuesta a sacrificar todo eso cuando ha sido llamada a una acción obediente y responsable de fe y lealtad a Dios. La que busca hacer de toda su vida una respuesta al llamamiento de Dios”.⁶⁷ En otras palabras: solo se mantendrá firme quien deje a un lado sus intereses y centre su vida en seguir el llamamiento divino.

De los creyentes del tiempo del fin se dice que “son los que siguen al Cordero por dondequiera que va” (Apoc. 14:4). En muchas ocasiones, ese “seguimiento” conlleva la renuncia a lo que consideramos realmente valioso para nosotros. Por ejemplo, Moisés “rehusó llamarse hijo de la hija del faraón, prefiriendo ser maltratado con el pueblo de Dios, antes que gozar de los deleites temporales del pecado” (Heb. 11:24, 25); y Cristo “renunció a lo que era suyo y tomó naturaleza de siervo” (Fil. 2:7, DHH). La vida cristiana no se trata de imponer nuestras opiniones, sino de arrojar nuestros deseos por la borda, para que prevalezcan los del Señor.

Sé que seguir ese llamamiento suele suscitarnos dudas y temores, por eso te invito a confiar en que el Señor “confortará [nuestra] alma. [Nos] guiará por sendas de justicia por amor de su nombre” (Sal. 23:3). El Dios que confortó a Bonhoeffer cuando era llevado a la horca, también nos confortará hoy a nosotros si decidimos escuchar la llamada divina.

67 Dietrich Bonhoeffer, Prisoner for God: Letters and Papers from Prison (Nueva York: The Macmillan Company, 1959), pp. 15, 16.

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