Fiel y Verdadero
“Este es el mensaje de aquel que es el Amén, el testigo fiel y verdadero, el principio de la nueva creación de Dios” (Apoc. 3:14, NTV).
La vida de Lisa Appelo cambió radicalmente en el verano de 2011. Ese verano había comenzado como cualquier otro: ella y su marido, Dan, trataban de coordinar los miles de deportes y actividades de sus siete hijos. Sin embargo, una madrugada Lisa se despertó y notó que su marido respiraba con dificultad. Ella trató de despertarlo, pensando que Dan tenía una pesadilla, pero no lo consiguió. Inmediatamente, Lisa comenzó a hacerle RCP y le pidió a uno de sus hijos que llamara al 911. La ambulancia llegó en cuestión de minutos y llevó a Dan y a Lisa al hospital. Cerca de las 4:30, un doctor se acercó a Lisa para explicarle que habían hecho todo lo posible, pero no habían logrado salvar a su marido. “Es difícil explicar lo que sentí”, me dijo Lisa meses atrás, mientras me contaba su historia. “Sentí que alguien me había arrancado la mitad del cuerpo y me había dejado ahí colgando… Pensé en mi hija menor, de cuatro años, que crecería sin su papá… Lloré pidiéndole a Dios que tuviera misericordia de nosotros”.
“Dios se reveló a sí mismo durante mi duelo, de una manera que no hubiera entendido en los días felices”, me dijo Lisa. Ella comenzó a orar usando las palabras del Salmo 68: “Padre de los huérfanos, defensor de las viudas, este es Dios” (vers. 5, NTV). Entonces, Lisa se acercó a Dios con las preguntas que normalmente le haría a Dan cuando no sabía qué decisión tomar como madre. “Poco después de que Dan falleciera, dos de mis hijos fueron invitados a ir a un viaje a esquiar, con todo pago. Pero yo no conocía muy bien a los adultos que organizaban este viaje y me sentía insegura. Mi reacción inicial era decir que no, pero decidí orar. Mientras oraba, recibí la paz de Dios que me inundó y los dejé ir… Cuando regresaron y me contaron cuán fantástico había sido el viaje, me di cuenta de que Dios lo había usado para darles un respiro en medio de todo nuestro duelo”. Con cada pequeña y gran decisión, Lisa continuó acercándose a Dios y recibiendo la sabiduría que necesitaba. “Vivo basada en las promesas de Dios, aunque no las vea y no entienda lo que sucede… Dios es Fiel y Verdadero, y él solo puede ser así; no cambia”.
Señor, aun cuando todo se desmorona a mi alrededor, tú permaneces fiel. Tu amor nunca me abandonará. Tu gracia me acompañará todos los días de mi vida.
Amen