Miércoles 23 de Marzo de 2022 | Matutina para Mujeres | Tres días de oscuridad

Tres días de oscuridad

“Nosotros teníamos la esperanza de que fuera el Mesías que había venido para rescatar a Israel. Todo esto sucedió hace tres días” (Luc. 24:21, NTV).

En su canción “Doce segundos de oscuridad”, el cantautor uruguayo Jorge Drexler reflexiona acerca de cómo aprender a través de una crisis. Drexler escribió esta canción en Cabo Polonio, Uruguay. Es un lugar sin electricidad, ni Internet. De noche, cada doce segundos el faro del cabo emite un pulso de luz que guía a las embarcaciones en alta mar. Estoy segura de que esos doce segundos entre un haz de luz y otro deben sentirse como una verdadera eternidad, para un navegante perdido en medio de una tormenta. Me lo imagino conteniendo la respiración, mientras las olas lo azotan, hasta que ve nuevamente la luz del faro. Jorge Drexler canta: “De poco le sirve al navegante que no sepa esperar”, y tiene razón. Esos doce segundos de oscuridad realmente prueban nuestra fe.

Cuando Jesús fue sepultado, los discípulos pasaron tres días de oscuridad absoluta. Ellos habían caminado junto a la Luz del mundo, lo habían contemplado cara a cara. Sin embargo, cuando Jesús murió, sus esperanzas también murieron. ¡A menudo menospreciamos la agonía emocional de esos tres días! Como conocemos el final de la historia, nos adelantamos a la resurrección. Pero los discípulos no tuvieron ese lujo. Ellos debieron atravesar la noche oscura del alma, llenos de ambigüedades e incertidumbre. No sé hace cuánto tiempo que estás esperando mientras Dios permanece en silencio. Sin embargo, esto sé: algunos de los milagros más bellos solo los presenciamos luego de atravesar los valles más oscuros.

En su artículo “Waiting When God Seems Silent”, Randy Alcorn escribe: “Si nuestra fe se basa en la ausencia de luchas y aflicciones, en la ausencia de dudas y preguntas, está fundada en la arena; tal fe no sobrevivirá a la noche oscura del alma”. Si vivimos lo suficiente en esta Tierra, en algún momento recibiremos una llamada telefónica que hará erizar nuestra piel, o pasaremos por una pérdida devastadora. Aunque no podemos evitar esto, sí podemos decidir cómo transitar esos segundos, días o meses de oscuridad. Podemos mantener la mirada fija con dirección al faro, recordando que la oscuridad no durará por siempre. En Mensajes para los jóvenes, Elena de White dice: “Cuando las tentaciones los asalten, como ciertamente ocurrirá; cuando la preocupación y la perplejidad los rodeen; cuando, desanimados y angustiados, estén a punto de entregarse a la desesperación; miren, oh, miren hacia donde vieron con el ojo de la fe por última vez la luz, y la oscuridad que los rodea se disipará a causa del brillo de su gloria” (p. 74).

Señor, en los días oscuros, ayúdame a mantener la mirada fija con dirección al Faro.

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