Miércoles 26 de Enero de 2022 | Matutina para Mujeres | Un nombre nuevo

Un nombre nuevo

“Todo el que tenga oídos para oír debe escuchar al Espíritu y entender lo que él dice a las iglesias. A todos los que salgan vencedores, les daré del maná que ha sido escondido en el cielo. Y le daré a cada uno una piedra blanca, y en la piedra estará grabado un nombre nuevo que nadie comprende aparte de aquel que lo recibe” (Apoc. 2:17, NTV).

Ayer, un amigo me envió un poema que había escrito acerca de las palabras con las que nos definimos. Hay etiquetas y rótulos con los que cargamos desde la infancia. Palabras que nuestros padres o compañeros del colegio usaron para describirnos, y que se nos pegaron al corazón como velcro. Si te detienes tan solo unos segundos a meditar, estoy segura de que sabrás cuál es la palabra que vienes acarreando. La palabra que Carrie O’Toole llevaba colgando de su cuello era “estúpida”.

Carrie O’Toole es una consejera y autora estadounidense. Cuando la entrevisté para la Radio Adventista de Londres, me contó que durante un retiro espiritual el predicador pidió a los presentes que pasaran tiempo a solas con Dios para recibir una nueva palabra. Él le dio a cada uno una roca pintada de blanco, para que pudiesen escribir lo que oyeran. Carrie estaba preocupada; no estaba acostumbrada a este tipo de ejercicios y tenía miedo de ser la única que no oyera a Dios decir nada. Sin embargo, se sentó en el parque, como el predicador había sugerido, y le preguntó a Dios qué palabra la definía mejor. Su sorpresa fue grande cuando Dios le dijo: “¡Brillante!” Esta palabra habla no solo de inteligencia, sino de la luz que se refleja en alguien. Carrie escribió la palabra en la roca y la colocó en el escritorio de la oficina de su casa. Ahora, todos los días Dios le recuerda quién es ella realmente.

¿Cuáles son los rótulos, las palabras con las que has estado cargando toda tu vida? La Biblia dice que conocer la verdad nos hará libres (Juan 8:32). Si te acercas a Jesús y le preguntas, él te dirá quién eres. Con sus propias manos despegará los velcros y las espinas, sanará tus heridas y te dará un nombre nuevo.

Señor, tú sabes quién soy realmente. Me acerco a ti con todas las etiquetas y rótulos del pasado. Yo soy tu hija. Es tu privilegio como Padre darme un nombre nuevo.

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