Miércoles 29 de Marzo de 2023 | Matutina para Menores | Integridad

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Integridad

“No robes” (Éxodo 20:15).

Si a ti, a un familiar o amigo le han robado cualquier pertenencia, estarás de acuerdo conmigo en que no es una experiencia muy feliz. Nos sentimos enojados, porque alguien invadió nuestra privacidad.

Sin embargo, desobedecer el octavo mandamiento no se refiere solo a que nos quiten nuestras posesiones. Hay muchas formas sutiles de desobedecer esta orden. Por ejemplo: se puede robar el tiempo de otras personas, la confianza, las respuestas de un examen, el crédito de una idea o plan. Robamos cuando reproducimos material que no es nuestro.

Los capítulos 22 y 23 de Éxodo explican este mandamiento en asuntos prácticos del diario vivir de Israel. Ahí aprendemos que la persona que había robado estaba obligada a devolver lo robado con creces (Éxo. 22:4). Si no podía hacerlo, debía trabajar hasta saldar la deuda (vers. 3). Si alguien perdía o dañaba algo prestado debía pagarlo (vers. 14). Si alguien encontraba algún objeto o animal tenía el deber de encontrar al dueño (Éxo. 23:4).

Si has robado de algún modo, arrepiéntete y con la ayuda de Dios cambia tu comportamiento. Cuando Jesús vino a este mundo los fariseos dijeron que le gustaba comer y convivir con cobradores de impuestos. Los cobradores de impuestos tenía una mala reputación de cobrar más dinero del que la gente tenía que pagar, así que eran ladrones; pero a ellos también los buscó Jesús. Muchos cambiaron, se entregaron a Jesús y Dios los perdonó.

Hace dos mil años, un poco antes de que Jesús muriera en la cruz, un ladrón vio en él al Cordero de Dios; vio la paz en su mirada, escuchó la oración a favor de los soldados y, conmovido por su propia culpabilidad clamó: “Jesús, acuérdate de mí cuando comiences a reinar” (Luc. 23:42). Este ladrón se ha convertido en el más famoso. Pero no es famoso por lo malo que había hecho, sino porque a pesar de sus errores y en el último instante de su vida, se arrepintió, Jesús lo perdonó y le aseguró que estaría en el reino eterno. Su experiencia nos sirve para recordar la gracia de Dios.

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