Miércoles 31 de Agosto de 2022 | Matutina para Adolescentes | Edison lo hace de nuevo

Edison lo hace de nuevo

“Por último, hermanos, consideren bien todo lo verdadero, todo lo respetable, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lodigno de admiración, en fin, todo lo que sea excelenteo merezca elogio” (Filipenses 4:8, NVI).

En este día, Thomas Edison volvió a hacer historia. El 31 de agosto de 1897, patentó un invento suyo llamado kinetógrafo, o lo que más tarde se llamaría “cámara de cine”. No fue el primero en desarrollar todas las ideas, pero fue quien unió todas las piezas.

Para construir un kinetógrafo, necesitaba varios componentes: la parte de la cámara, una bombilla, un visor y, por supuesto, la película sobre la cual grabar. El kinetógrafo de Edison utilizaba una cámara y una película de celuloide, ambas ya inventadas por un pionero de la fotografía llamado Eastman. Y, por supuesto, Edison inventó la bombilla y el visor para utilizarlos en la parte del proyector de la cámara. A continuación, construyó un pequeño estudio de cine que podía girar para darle la mejor luz solar posible.

Las primeras cámaras de cine se basaban en la fotografía fija, que llevó el concepto un paso más allá en algo llamado movimiento secuencial. Esto se hacía, por ejemplo, colocando 24 cámaras unidas a cables de tropiezo tendidos a lo largo de una pista de carreras. Cuando un caballo corría, tropezaba con cada cable, haciendo que los obturadores se dispararan. Las series de fotos podían entonces proyectarse en rápida sucesión para que parecieran imágenes en movimiento. Otra idea para hacer películas se basaba en una cámara giratoria, algo así como una ametralladora de repetición, en la que las fotos se tomaban en una secuencia rápida mediante un cartucho de cañón giratorio.

El cine es solo uno de los legados que nos dejó Thomas Edison. Otros son las bombillas o lamparitas, los fonógrafos, y las pilas o baterías. La mayoría de la gente se sorprende al saber que Edison inventó una versión de la cámara de cine, pero él era un hombre talentoso y brillante. Por supuesto, no tenía ni idea de lo mucho que su kinetógrafo iba a cambiar el mundo del espectáculo. Las funciones teatrales eran lo más habitual en su época, pero la cámara de cine de Edison empezó a cambiar eso para siempre.

La mayoría de las películas de hoy no son dignas de nuestro tiempo y dinero. No están destinadas a convertirse en clásicos y, definitivamente, no son lo que Jesús y sus discípulos habrían adquirido en el videoclub local de Jerusalén. Decide hoy mismo ver solo películas que honren a Dios.

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