Rompecabezas
“Estoy convencido de esto: el que comenzó tan buena obra en ustedes la irá perfeccionando hasta el día de Cristo Jesús” (Filipenses 1:6, NVI).
Seguro desde chiquito tus papás te han regalado rompecabezas. Primero empiezas con dos, tres piecitas, hasta llegar a 100, 200, 500, ¡y más! En las Filipinas visité La Mansión de los Rompecabezas, el museo de rompecabezas armados más grande del mundo, con 1.500 rompecabezas. El más grande de todos ¿sabes cuántas piezas tiene? ¡Nada menos que 10.000 piezas!
En casa, llegamos a armar un rompecabezas de 1.000 piezas. ¡Qué desafío, y qué diversión! Para los que nos gusta armar rompecabezas es muy divertido. Hay que buscar la pieza del color adecuado, la formita que encaja perfectamente en ese lugar que falta, y, ante nuestros ojos, se va formando una hermosa imagen. A veces, las piezas se ponen muy rápido en el lugar correcto, especialmente donde hay diseños coloridos. Y a veces, como cuando todo es del mismo color, ¡qué difícil! Me ha pasado varias veces pensar que cierta pieza no estaba, porque me parecía imposible encontrarla. Y luego, ¡sorprenderme al ver cuál era la pieza que encajaba en ese huequito!
Nuestra vida se parece un poco a un rompecabezas. Hay partes fáciles, coloridas, hermosas. Me hacen pensar en semanas de oración, programas de Conquistadores y Aventureros, cultos en familia, clases con buenas calificaciones, viajes, risas, y todo lo que es hermoso de la vida. Pero también nuestra vida tiene esas partes que son como las piezas difíciles de encontrar en un rompecabezas, de colores oscuros, y diseños que parecen no tener sentido. Me hacen acordar a seres queridos que pierden la vida, enfermedades, problemas en la escuela, lágrimas y palabras duras de quienes creíamos amigos…
En esta tierra, no podremos ver nuestra vida como un rompecabezas completo. ¡Dios todavía está trabajando en nosotros! Pero en el cielo nos sorprenderemos de las veces en que nuestro ángel nos cuidó, y de por qué permitió que pasen algunas cosas en nuestra vida. Sé que entenderemos muchas cosas que nos preocupan. Encontraremos el por qué de las piezas de nuestra vida que hoy no podemos encajar, cuando veamos el cuadro completo.
Recuerda: tu Creador y Salvador todavía está trabajando en nosotros, completando con amor y paciencia pieza tras pieza, hasta hacernos una obra maestra, perfecta y excelente. Aunque haya cosas que no puedas entender, pronto lo harás. Deja que Dios siga trabajando con amor en tu vida.
Cinthya