Todo lo que necesito
“Por lo tanto, mi Dios les dará a ustedes todo lo que les falte, conforme a las gloriosas riquezas que tiene en Cristo Jesús” (Filipenses 4:19).
Si estás leyendo este texto temprano en la mañana, es probable que ya hayas desayunado; si es por la tarde, probablemente hayas hecho más de una comida durante el día, y tal vez todavía vayas a comer algo más antes de acostarte. De una forma u otra, hoy no te quedaste sin comida. Puede parecer simple, pero tener algo para comer está en la lista de las cosas más importantes de la vida. Comemos una, dos, tres veces al día (sin contar las meriendas o los snacks), y ni siquiera nos damos cuenta de que esto es esencial.
¿Puedes recordar otras pequeñas cosas que suceden todos los días y que casi no percibimos? Una cama mullida para dormir, ropa limpia para ponerse, zapatos en los pies, agua caliente para ducharse… ¿No te parece importante? Así que, trata de imaginar un día en el que te despiertas sin nada que comer, vas a la escuela descalzo y con ropa sucia, y al llegar la noche tienes que tomar una ducha fría y acostarte en una cama dura e incómoda. ¡Qué diferencia!, ¿no es así?
El versículo de hoy muestra que Dios suplirá todas nuestras necesidades. La palabra que se utiliza para “dar” (“suplir”, en otras versiones de la Biblia) significa completar, llenar algo que faltaba. Esto significa que Dios es nuestro Sustentador, el que mantiene y cuida cada detalle de nuestro día. Mientras duermes, él se preocupa por lo que comerás cuando te despiertes. Cada pequeña parte de tu día es importante para él.
Cuando llega la noche y te acuestas a dormir, ¿cuántas veces te acuerdas de agradecer a Dios por todo lo que ha hecho? Ahora que sabes que estas pequeñas cosas son grandes muestras de amor, recuerda reconocer siempre que todo lo que tienes te lo dio él.
