Sábado 08 de Abril de 2023 | Matutina para Adultos | “Y yo te responderé”

“Y yo te responderé”

“Clama a mí y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces” (Jeremías 33:3).

El resumen de la hoja de vida de Manasés no tiene parangón, parece un catálogo con todo lo que se puede hacer para deshonrar a Dios. Una lectura rápida de 2 Reyes 21 y 2 Crónicas 33 hace patente que la maldad de ese tristemente célebre personaje no tenía límites. Manasés reedificó los altares para adorar a los dioses paganos, implantó una imagen de Asera dentro del templo de Dios, quemó a sus hijos como holocaustos en honor al dios Moloc, se convirtió en hechicero, y dejó de buscar al Señor para consultar adivinos y encantadores. Manasés “se excedió en hacer lo malo ante los ojos de Jehová” (2 Crón. 33:6). El verbo hebreo hirbá traducido aquí como “excedió” significa “hacer más grande, multiplicar”. La idea es que Manasés superó con creces las maldades que habían cometido sus antecesores.

Por eso el Señor trajo “los generales del ejército del rey de los asirios, los cuales apresaron con grillos a Manasés, y atado con cadenas, lo llevaron a Babilonia” (2 Crón. 33:11). Los anales de los reyes asirios confirman las declaraciones del cronista bíblico. El rey asirio Asarhaddón menciona a Manasés en una lista “de veintidós reyes occidentales que se vieron obligados ‘bajo terribles dificultades’ a transportar material de construcción a Nínive para un proyecto del rey asirio”.⁷¹ Refugiarse en una insensatez espiritual que lo indujo a liberarse del servicio a Dios solo agudizó su ineludible condición de siervo del monarca asirio. La satisfacción de los placeres prohibidos del pecado siempre nos lleva a la derrota. Y eso le pasó a Manasés.

Ahí pudo haber acabado todo, pero el cronista agregó una frase que cambiaría por completo el rumbo de la narración: “Pero cuando se vio en angustia, oró a Jehová, su Dios” (2 Crón. 33:12). ¿Y qué pasó? “Y fue atendido; pues Dios oyó su oración” (2 Crón. 33:13). Sí, el Señor escuchó la plegaria de un idólatra, de un agorero, del más avieso personaje de la historia bíblica. Ya lo dijo Pablo: “Cuando el pecado abundó, sobreabundó la gracia” (Rom. 5:20). Manasés se “excedió” al pecar, pero Dios se “sobreexcede” en perdonar.

No importa cuán lejos hayamos llegado, esta es la promesa para nosotros: “Clama a mí y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces” (Jer. 33:3). El Señor que escuchó a Manasés también nos oirá a nosotros.

71 Carl D. Evans, “Manasseh, King of Judah”, ed. David Noel Freedman, The Anchor Yale Bible Dictionary, vol. 4 (Nueva York: Doubleday, 1992), p. 497.

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