La grandeza de Dios
“No hay nadie como tú, oh Señor; grande eres tú, y grande es tu nombre en poderío” (Jeremías 10:6).
Cierto día un niño y su padre iban caminando por la calle, y el niño preguntó:
–Papá, ¿de qué tamaño es Dios?
Su padre señaló el cielo, le mostró un avión que volaba a lo lejos y le dijo:
–¿De qué tamaño ves ese avión que vuela allá en lo alto?
–Es muy pequeño –respondió el niño.
Luego el padre llevó a su hijo al aeropuerto, lo más cerca que pudo de un avión que estaba estacionado en la pista de aterrizaje.
Allí le preguntó:
–¿De qué tamaño ves este avión?
–¡Es inmenso! –respondió el hijo muy emocionado.
A lo que su padre añadió:
–¡Exactamente! Así como has visto el tamaño de los aviones, tú verás el tamaño de Dios dependiendo de cuán cerca estés de él.
Mientras más lejos de tu vida él esté, más pequeño lo verás. En cambio, mientras más cerca te encuentres de él, más podrás apreciar la inmensidad de su poder. ¡Él es realmente un Dios grandioso y majestuoso!
Esta ilustración nos muestra que mientras más cerca estamos de Dios, más capaces somos de contemplar de cerca su gran amor. Es allí donde debemos presentarnos ante él con humildad y reverencia, siendo conscientes de que somos pequeñitos en comparación con su grandeza.
Probablemente has visto un video del universo, que circula en Internet y comienza con el planeta Ceres; luego, la luna; otros planetas, entre ellos la Tierra; el sol, y así sigue pasando por otras estrellas más grande que el mismo sol, constelaciones y galaxias.
¡Es realmente impresionante lo pequeñito que uno se siente, casi como una hormiga!
Debemos ser reverentes a nuestro Dios, viviendo constantemente agradecidos por su cuidado, por la protección de sus ángeles, por su preocupación por cada detalle, y porque soluciona nuestros problemas, y nos libra del mal. Mientras más reverente seas y más agradecido estés al Señor, más cerca lo sentirás de ti.
Nina