Sábado 17 de Diciembre de 2022 | Matutina para Menores | Virales

Sábado 17 de Diciembre de 2022 | Matutina para Menores | Virales

¡Virales!

“Es evidente que ustedes son una carta de Cristo, expedida por nosotros, escrita no con tinta, sino con el Espíritu del Dios viviente; no en tablas de piedra, sino en tablas de carne, en los corazones” (2 Corintios 3:3, NVI).

Retrocedamos un poco en el tiempo y ubiquemos la época en que yo tenía tu edad. No necesitas una máquina del tiempo, pero sí un poco de imaginación para visualizar algo que quizá no hayas visto: escribir una carta a mano. Para hacerlo, usaba papel, lápiz y una mano firme para dibujar letra por letra lo que quería expresar. Si me equivocaba, no quedaba otra que hacer un bollito con el papel y empezar de nuevo.

Para proteger el contenido privado de la carta, doblaba el papel prolijamente, y la introducía dentro de un sobre. La llevaba a la oficina de correos donde, después de pagar, le colocaban el sello postal o estampilla para ser enviada por cielo, mar o tierra, viajando kilómetros, tardando días, semanas y hasta meses, para que mi mensaje pudiera llegar.

Ahora volvamos al tiempo actual, en que el desarrollo de la tecnología y las comunicaciones digitales ha cambiado la manera de enviar un mensaje. No más oficinas de correos, no más letras dibujadas ni papeles arrugados, no más viajes de larga distancia y tiempos largos, ahora todo se envía con un clic, y el mensaje llega casi inmediatamente. En algunos casos, estos mensajes pueden hacerse virales y ser visto por miles y miles de personas.

¡Guau! ¿No es sorprendente? Los tiempos cambian, pero una carta escrita a mano o un mensaje enviado con las yemas de los dedos, enviada por la oficina de correos o en un clic, tienen la misma finalidad: llevar un mensaje.

Si Jesús escribiera hoy, quizás nos animaría a ser “mensajes virales”, esos mensajes que provocan furor, y en un ratito ¡recorren todo el mundo! El ver­sículo de hoy dice que el Espíritu de Dios escribe, no en hojas, ni en una pantalla de texto, sino en nuestros corazones; no mensajes privados, sino abiertos al mundo, ¡virales! Yo quisiera que mi mensaje siempre sea de gratitud, porque la gratitud es contagiosa, la gratitud le da vida al alma, la gratitud es un imán que atrae las cosas buenas, y resalta el amor de Dios por mí.

Jesús envía un mensaje al mundo a través de ti, a tus amigos, tu familia… Quizás ellos no tengan la oportunidad de leer la Biblia, pero pueden leer del incomparable amor de Dios “haciendo un clic” en tu corazón agradecido.

Magaly

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