Sábado 23 Abril de 2022 | Matutina para Adolescentes | Un increíble trasplante de piel

Un increíble trasplante de piel

“Te alabaré, porque formidables y maravillosas son tus obras; estoy maravillado y mi alma lo sabe muy bien” (Salmo 139:14, RVR 95).

La piel es el órgano más grande de tu cuerpo. Sirve como la primera y la mejor de las defensas del cuerpo contra las enfermedades e infecciones invasoras. En un centímetro cuadrado de piel hay: tres metros de vasos sanguíneos, 36 sensores de calor, 75 sensores de presión, 600 sensores de dolor, 1.300 células nerviosas, 900 terminaciones nerviosas, 100 glándulas sudoríparas y tres millones de células en total. Con todas esas piezas anatómicas que caben en un pequeño centímetro cuadrado de piel, es increíble que nuestra piel pueda curarse. Pero lo hace. La capacidad de la piel para curarse a sí misma es uno de los milagros más sorprendentes del cuerpo humano. La coagulación de la sangre, el sistema inmunitario que trabaja horas extras para mantener a raya las infecciones y la capacidad de la piel para curarse sin dejar cicatriz, es todo increíble.

Las personas con lesiones graves en la piel, como las víctimas de quemaduras, suelen necesitar injertos de piel. Los médicos extraen piel de otras partes del cuerpo del paciente para cubrir la zona dañada. Cuando una herida es tan grande que el médico no puede encontrar una zona adecuada de donde tomar piel, puede optar por cortar pequeños trozos de varios lugares y unirlos sobre la herida al estilo rompecabezas.

Pero ¿qué ocurre si el médico no encuentra suficiente piel para cubrir la zona lesionada? La respuesta a este dilema se encuentra en una mezcla de piel de vaca, de cartílago de tiburón y de plástico: la piel artificial. Esta “piel” fue desarrollada por un equipo de investigadores del Instituto Tecnológico de Massachusetts (el MIT) y, el 23 de abril de 1981, fue trasplantada con éxito a diez pacientes con quemaduras graves, tres de los cuales habrían muerto sin el procedimiento. Imagina todas las lágrimas de estos pacientes y sus familias, pensando que probablemente iban a morir, o a vivir una existencia muy amarga como consecuencia de estas graves quemaduras. Y luego imagina el alivio y la alegría que inundaron su cuerpo cuando se les adhirió esta increíble piel nueva, que los llevó a una nueva vida.

Nuestro asombroso Creador, que nos formó con sus propias manos, nos creó con una cubierta que se cura sola. Incluso en el desastre de nuestra existencia estropeada por el trauma y la enfermedad, él nos dio la capacidad de sanar aun los casos más extremos. Puedes estar seguro de que el gran Médico, que puede curar la piel más dañada, también puede curar el corazón más lasti- mado.

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