“Con Dios haremos proezas”
“Vana es la ayuda de los hombres. Con Dios haremos proezas” (Salmo 60:11, 12).
Todos nos hemos criado oyendo cosas que con el transcurso del tiempo nos dimos cuenta de que no eran como se nos habían enseñado. Por ejemplo, ¿quién inventó el automóvil? Por mucho tiempo esa maravilla se le atribuyó a Henry Ford, cuando en realidad fue el fruto del trabajo del alemán Karl Benz. Este último comenzó a producir automóviles en 1886, una década antes que Ford.
Durante casi un siglo y medio se creyó que el inventor del teléfono había sido el escocés Alexander Graham Bell; sin embargo, el 11 de junio de 2002, el Congreso de los Estados Unidos aprobó una resolución en la que declaraba que el legítimo inventor de ese aparato era el italiano Antonio Meucci. La bombilla eléctrica no fue inventada por Thomas Edison, sino por Humphry Davy. Y bueno, en ámbitos menos formales, estoy seguro de que muchos de nosotros hemos sido testigos de cómo el mérito que le correspondía a una persona se le atribuía a otra.
En la esfera espiritual constantemente pasa lo mismo. Muchas de las acciones que Dios ha hecho en nuestro favor se las hemos atribuido a otros. El Señor le advirtió al pueblo de Israel: “Cuando Jehová, tu Dios, los haya echado de delante de ti, no digas en tu corazón: ‘Por mi justicia me ha traído Jehová a poseer esta tierra’ ” (Deut. 9:4). Tampoco Israel debía decir: “ ‘Mi poder y la fuerza de mi mano me han traído esta riqueza’; sino acuérdate de Jehová, tu Dios, porque él es quien te da el poder para adquirir las riquezas” (Deut. 8:17, 18).
Las preguntas de Pablo hoy son más pertinentes que nunca: “¿Y qué tienes que no hayas recibido? Y si lo recibiste, ¿por qué te glorías como si no lo hubieras recibido?” (1 Cor. 4:7). No sigamos atribuyendo a otros lo que Dios ha hecho en nuestra vida. Tampoco creamos que lo que tenemos solo ha sido el fruto del sudor de nuestra frente. La Biblia es clara ya sea que tengamos tierra, riquezas, salud, todo lo hemos recibido de Dios, por tanto la honra y la gloria es solo suya.
Siempre hemos de recordar que aunque “vana es la ayuda de los hombres. Con Dios haremos proezas” (Sal. 60:11, 12). Nuestras victorias solo tienen un protagonista, y no somos nosotros, sino nuestro maravilloso Dios.
Hola saludos me gustaría un poco de información