Una alianza de paz
«Dile, pues, que yo hago con él una alianza de paz». Números 25: 12
Una alianza o pacto es un arreglo, un acuerdo entre dos o más personas. En un pacto las partes se comprometen entre sí. En el pasaje de hoy, Dios se dispone a entrar en una relación o compromiso con los seres humanos. En el pacto entre Dios y los seres humanos, hay una promesa de parte de Dios y un compromiso y juramento de parte de los seres humanos. Dios establece el pacto y jura por sí mismo cumplir una serie de promesas, y el hombre promete obediencia y entrega a Dios y se dedica a servirlo. Era el mediodía cuando llegamos a su casa, ubicada en uno de los barrios más apartados de aquella población. Tocamos la puerta y, cuando se abrió, la pudimos ver. Vestida de manera insinuante, con abundante cabellera rizada y el esplendor de la belleza juvenil. No se mostraba muy agradada por la visita, eso se podía percibir a simple vista. Le dijo a mi acompañante que, a esa hora, ella no estaba dispuesta a recibirnos y preguntó si podíamos regresar más tarde o al siguiente día porque ella estaba viendo una telenovela. No me pareció una excusa válida, así que le dije que no podíamos volver en otro momento. Entonces apagó el televisor y, de mala gana, se sentó a escucharnos.
Después de unos minutos un poco tensos, comenzó a interesarse verdaderamente en la conversación. Entonces decidió abrir su corazón y contar la crisis que estaba viviendo. No ocultó un solo detalle de lo mal que le había ido en la vida hasta ese momento. Expresó sus sueños y su anhelo de vivir de manera diferente a la que había vivido hasta ese día. Lamentó la falta de oportunidades. Después que contó todo la invitamos a dejarse ayudar por Dios, la invitamos a hacer un pacto de obediencia con él. Le presentamos al Único que podía introducir un cambio en su vida, la animamos a entregarse y a comprometerse con Cristo. Nos sorprendió su respuesta:
—Si Dios se va a hacer cargo de mi vida, estoy dispuesta.
El siguiente fin de semana fue bautizada. En pocos meses salió de ese lugar para trasladarse a la Universidad Adventista. Allí terminó una carrera universitaria, conoció a un hombre con quien se casó para formar una familia.
—Mi Dios ha sido fiel —me dijo hace poco cuando la vi—, cumplí mi palabra y él ha cumplido la suya. Siento una felicidad inmensa y mucha gratitud. Valoro la paz que ha traído a mi vida.
Hoy @Dios te dice: «Ven y hagamos una alianza, deseo ser tu Dios y que tú seas mi hijo».