Los panes de la presencia
«Entonces el sacerdote le entregó el pan consagrado, pues allí no había más que los panes que se consagran al Señor y que ese mismo día se habían quitado del altar, para poner en su lugar pan caliente». 1 Samuel 21: 6
A los panes que menciona el versículo que acabas de leer se los llamaba también «los panes de la presencia». Eran doce, uno por cada tribu de Israel, y siempre estaban en la presencia de Dios. El pan de la presencia representaba la provisión de Dios para las necesidades de su pueblo. El hecho de que había pan en la presencia de Dios significaba que él era la fuente de toda provisión. También, los sacerdotes debían comer dichos panes en la misma presencia de Dios. Compartir una comida con alguien es una forma de tener un compañerismo cercano con esa persona. De esta manera, vemos reflejado el interés del Cielo en crear un compañerismo más estrecho con la humanidad.
Llegué a la iglesia justo cuando era hora de presentar el sermón. Cuando me acerqué a la puerta, una dama de las que trabajan en la calle vendiendo su cuerpo se me acercó y, con una mirada suplicante, me pidió que la escuchara. Estaba embarazada. El anciano la apartó y le dijo que yo debía subir a la plataforma, cosa que era cierta. Le dije a uno de ellos que por favor la escuchara y supliera su necesidad y que, al final, yo me encargaría de pagarlo todo. Subí y comencé a predicar, pero no me sentía bien porque desde mi lugar podía ver a aquella mujer parada en la puerta de la iglesia con su inmensa barriga y su triste mirada. Fueron los 45 minutos más tortuosos de mi vida.
Cuando estaba llegando al final del mensaje, vi que ella extendió las manos hacia mí y cayó al piso. Bajé corriendo de la plataforma y, cuando me agaché al lado de la dama, ya estaba volviendo en sí. Me tomó de la mano y me dijo:
—Solo quería decirle que hace varios días no gano dinero porque, como estoy embarazada, no tengo mucho trabajo. No he comido nada por dos días y me sentía mal. Quería pedirle dinero para tomarme una sopa.
Le pedí perdón por no haberla escuchado y actuado en el momento oportuno. La invité a almorzar y le expliqué que los seres humanos fallamos, pero que Dios no y él es la fuente de toda bendición. Le expliqué que, cuando él está presente en nuestra vida, suple todas las necesidades.
¿Cuál es tu necesidad hoy? @Dios te dice: «No importa si tu necesidad es física, emocional o espiritual, en la comunión conmigo, en mi presencia, hallarás la provisión que necesitas hoy».