“Oren por mí”
“Faraón llamó a Moisés y a Aarón, y les dijo: ‘Orad a Jehová para que quite las ranas de mí y de mi pueblo, y dejaré ir a tu pueblo para que ofrezca sacrificios a Jehová’ ” (Éxodo 8:8).
Cada plaga era una oportunidad para dejar libre a Israel. Dios les dio diez oportunidades. Cada una sirvió para que tanto los egipcios como los hebreos conocieran el poder de Dios. Ante mayor resistencia, mayor la evidencia del poder divino. Con el pasar de los días, el Faraón se volvía más obstinado. Aquí encontramos una verdad: las crisis que enfrentamos revelan qué hay en nuestro corazón. El propio Faraón rechazó la evidencia divina y fue terco en su actitud. ¿Qué significa un corazón endurecido? Que alguien sea testigo del poder de Dios y aun así rechace la verdad de su Palabra, e incluso, diga que Dios no existe. Significa resistir su voz, no ser agradecido, desobedecer y subestimar las oportunidades que nos da. Las personas con un corazón endurecido dicen como el faraón: “¿Quién es el Señor para que yo le obedezca?” (Éxo. 5:2).
Las evidencias del poder de Dios son como los rayos del sol, no cambian los elementos, solo demuestran el material. Por eso, los rayos del sol derriten una barra de hielo y endurecen el barro al mismo tiempo. Las plagas demostraron de qué material era el corazón del Faraón. ¡Mira qué interesante esta parte! El Faraón le pidió a Moisés y a Aarón que oraran por él (Éxo. 8:8; 9:28; 10:17) y por la nación tres veces para que cesaran las plagas. Moisés y Aarón cumplían, las plagas se terminaban, pero el Faraón no cumplía su palabra de dejar ir al pueblo. En realidad, él no estaba interesado en ayudar a los israelitas ni en rendirse a Dios. Solo quería deshacerse de las terribles consecuencias de las plagas.
Es triste, pero a muchas personas no les interesa el perdón de Dios. Solo quieren que los resultados de sus errores desaparezcan. ¿No te parece importante prestar atención a la voz de Dios y pedirle perdón cuando te equivocas? Él siempre te perdonará. ¡Siempre!