Viernes 13 de Enero de 2023 | Matutina para mujeres | Otro miedo heredado

Otro miedo heredado

Tuvo miedo. y dijo: ¡Cuan terrible es este lugar! No es otra cosa que casa de Dios, y puerta del cielo. Génesis 28:17.

Jacob engañó a su hermano, tuvo miedo, y huyó. Después de dos días de camino, había reflexionado sobre su conducta engañadora y su necesidad de confesión. Fue entonces cuando se le apareció Dios en sueños. La demora en ver la respuesta a menudo parece ser el plan de Dios para prepararnos para la respuesta, purificar nuestra alma y llevarnos a entregarnos sin reservas a su misericordia y su gracia.

“Los que reciben el privilegio de una revelación de Dios, encuentran en su corazón el sentimiento de un profundo temor reverente» (1CBA, p. 394). Esta expresión de temor es más bien una aceptación reverente de la soberanía divina. Cuando Jacob creía que estaba completamente solo, gozaba de la compañía de Dios mismo. Cuando se rindió, pudo percibir la intercesión divina y la compañía de los ángeles.

Es necesario llegar a ese punto de impotencia, vaciedad, agotamiento, inadecuación, convencimiento intenso de nuestra culpabilidad, para experimentar la presencia de Dios en nuestra vida. Aunque no lo percibamos, Dios está presente cuando menos creemos merecerlo, y cuando más lo necesitamos. Dios nos muestra su morada como refugio de paz y seguridad, el único lugar seguro y valioso adonde acudir y permanecer. Al experimentarlo, nos embarga un sentimiento de reverencia.

Cualquiera sea tu necesidad hoy, preséntala a Dios en oración: “El Señor tiene gracia especial para los que lloran, y hay en ella poder para enternecer los corazones y ganar a las almas. Su amor se abre paso en el alma herida y afligida, y se convierte en bálsamo curativo para cuantos lloran. El Padre de misericordias y Dios de toda consolación […] nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que podamos también nosotros consolar a los que están en cualquier tribulación, por medio de la consolación con que nosotros somos consolados por Dios’» (DMJ, p. 17).

Dios sigue tan cerca hoy de ti como lo estuvo aquella noche de agonía de Jacob. Mientras más sola te encuentres, desesperada y sin aparente ayuda, más cerca está Dios para repetirte las palabras dichas a Jacob aquella noche en sueños: “Yo estaré contigo, y no te abandonaré hasta cumplir lo que te he prometido. Te cuidaré por dondequiera que vayas, y te haré volver a esta tierra» (Gén. 28:15, TLA).

Acércate confiadamente a Dios en este día. Saldrás renovada y con la convicción de que estuviste en su presencia.

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