“¿Cómo está la agenda para hoy?”
“Ustedes bien saben […] que Dios llenó de poder y del Espíritu Santo a Jesús de Nazaret, y que Jesús anduvo haciendo bien y sanando a todos los que sufrían bajo el poder del diablo” (Hechos 10:37, 38, DHH).
Siempre me he considerado un buen administrador del tiempo. Antes de que comience el nuevo día, por lo general sé qué actividades voy a realizar y cuánto tiempo dedicaré a cada una. Casi se podría decir que consideraba este rasgo de mi persona con cierta satisfacción, hasta un día que leí un excelente artículo de Mark Buchanan que literalmente me movió el piso (“Schedule, Interrupted”, Christianity Today, febrero de 2006, p. 43).
Dice Buchanan que el rasgo distintivo de las personas con sentido de propósito no es su habilidad para administrar el tiempo, sino su habilidad para prestar atención. ¿Qué quiere decir? Buchanan lo ilustra por medio de la experiencia que vivió un pastor amigo, de Toronto. Dice él que después de concluido un servicio religioso, su amigo recibió una nota anónima que decía: “Pastor, apreciaría mucho que sus oraciones fueran más cortas. Su oración pastoral duró 12 minutos con 43 segundos”.
Aparte de medir el tiempo que duró la oración, ¿qué hizo esta persona ese día en la iglesia? ¿También habrá medido cuánto duró el sermón? El punto aquí no es defender las oraciones largas, pero ¿cuánto provecho espiritual puede obtener quien va a la iglesia solo para estar mirando el reloj? Creo que Buchanan tiene mucha razón cuando dice que la persona que escribió esa nota “sabe contar el tiempo, pero carece de discernimiento para apreciar el momento”.
“Discernimiento para apreciar el momento”. ¡He aquí uno de los rasgos distintivos de la gente que deja una huella indeleble a su paso por este mundo! Aunque tienen una agenda llena de actividades por realizar, nunca están tan ocupados como para dejar de ayudar al necesitado. Son sensibles a la belleza de un hermoso atardecer. Disfrutan de ratos placenteros en compañía de sus familiares y amigos. Y siempre tienen tiempo para estar en comunión con Dios… En pocas palabras, no viven bajo la tiranía de la agenda.
Y ahora dime tú: ¿No fue este el ejemplo que nos dejó nuestro Señor? Si hubo alguien con una “apretada agenda” para cada día, ese era Jesús. Sin embargo, como dice nuestro texto de hoy, “anduvo haciendo bien y sanando a todos los que sufrían bajo el poder del diablo”.
¿Cómo está tu agenda para hoy?
Padre celestial, capacítame para que hoy, en medio de la múltiples actividades del día, mis sentidos siempre estén atentos a las necesidades de mi prójimo.