Siguiendo las huellas de Jesús
“Yo siempre he seguido sin desviarme el camino que él me ha señalado” (Job 23:11).
Uno de mis juegos favoritos cuando era niña era seguir huellas, sobre todo cuando había llovido y en la tierra mojada quedaban perfectamente visibles. Algunas eran pequeñas y otras grandes, pero todas me indicaban que alguien había pasado por allí y me llevaban al lugar donde había ido esa persona. En el sendero de la vida, muchos van también dejando huellas, invitándonos a caminar por ellas, siguiendo en las pisadas de otro ser humano. Sin embargo, la Biblia no nos invita a seguir a alguien de carne y hueso; la Biblia es muy clara: las únicas huellas que podemos seguir sin temor a equivocarnos son las que Jesús dejó cuando vivió en esta tierra. Sus huellas son sus palabras y su manera de vivir.
Las huellas de Jesús nos mostrarán siempre la senda de la vida, aunque a veces signifique pasar por circunstancias difíciles, como las que pasó Jesús camino al Calvario. En la Biblia, leemos: “Para esto fuisteis llamados, porque también Cristo padeció por nosotros, dejándonos ejemplo para que sigáis sus pisadas” (1 Ped. 2:21, RVR 95). “Por tanto, imiten a Dios, como hijos muy amados” (Efe. 5:1, NVI).
Tus pisadas y las mías van dejando huellas, algunas imposibles de borrar. Por eso, hemos de tener cuidado al decidir hacia dónde vamos y a qué vamos, pues más de una persona nos seguirá. Cuando dudes acerca del camino correcto, detente y asegúrate de ir siguiendo las huellas del Maestro; cuando así lo hagas, no te apartes ni a la derecha ni a la izquierda, aunque otros caminos resulten seductores y atractivos.
Seguir a Cristo conlleva el compromiso de renunciar a nuestros deseos para hacer su voluntad, y así convertir sus deseos en los nuestros. Renunciar, abandonar y sacrificar, doblegando nuestra voluntad, nos hace receptores de sus bendiciones, al mismo tiempo que nos prepara para una vida superior y santa que nos lleva de vuelta al hogar.
Hoy, antes de salir, revisa la senda de tus pies. Asegúrate de caminar siguiendo las huellas de Jesús, para que los que vienen detrás de ti no tengan duda y vayan seguros a su destino final. Como leemos en Deuteronomio 5:33: “Sigan por el camino que el Señor su Dios les ha trazado, para que vivan, prosperen y disfruten de larga vida” (NVI). “El Señor mismo marchará al frente de ti y estará contigo; nunca te dejará ni te abandonará. No temas ni te desanimes” (Deut. 31:8, NVI).