El guardián que nunca duerme
«No, él nunca duerme; nunca duerme el que cuida de Israel». Salmo 121: 4
Se cuenta que en cierta ocasión una pobre mujer demandaba del sultán de Turquía una indemnización por la pérdida de su propiedad.
—¿Cómo la perdiste?
—Me dormí, y los ladrones vinieron y me robaron.
—Pero ¿por qué te dormiste? —le preguntó el sultán.
—Me dormí porque creí que su majestad estaba despierto.
Al sultán le agradó aquella respuesta y la confianza que expresaba en su gobierno y ordenó que se le pagase lo que había perdido.
Esta anécdota expresa lo que esperamos como ciudadanos de un buen gobierno: que vele por los intereses de los ciudadanos y que proporcione la seguridad necesaria para que podamos circular en paz y trabajar para proveer para nosotros mismos y nuestras familias. Lamentablemente, si vives en el mimo mundo que yo sabrás que no siempre se logra este objetivo. Los asaltos y la inseguridad están a la orden del día. Incluso si donde vives no hay una alta tasa de criminalidad, la especulación y volatilidad del mercado pueden arruinar tu cuenta de ahorros en segundos. Pero en el gobierno de Dios no sucede así. Él nunca duerme, siempre al control de la situación.
El Salmo 121 inicia con la siguiente declaración: «Al contemplar las montañas me pregunto: “¿De dónde vendrá mi ayuda?”» (vers. 1). En tiempos de guerra, la ayuda venía de las montañas. Los montes eran el sitio estratégico para ocultarse y preparar emboscadas para socorrer alguna ciudad que estaba sufriendo el ataque enemigo.
El salmista da una respuesta contundente: «Mi ayuda vendrá del Señor, creador del cielo y de la tierra» (vers. 2). ¡Qué bueno es saber que el mismo que creó el universo es el que nos ayuda! Él es nuestro guardián. Él nunca duerme, sus ojos están constantemente sobre ti, él sabe cuando lloras, cuando desesperas, cuando necesitas una mano amiga y él está ahí para ayudarnos. Él puede extirpar el odio, el rencor, la rabia, la envidia, los sentimientos de venganza de nuestra vida.
Hoy te invito a iniciar tu día confiando en que el Creador es tu guardián y él nunca duerme. Camina hoy confiado por la vida, pues @Dios te dice: «Yo voy contigo, soy tu guardián y nunca duermo».