Viernes 29 de Abril de 2022 | Matutina para Mujeres | Conexión

Viernes 29 de Abril de 2022 | Matutina para Mujeres | Conexión

Conexión

“Un amigo es siempre leal, y un hermano nace para ayudar en tiempo de necesidad” (Prov. 17:17, NTV).

Como conectarnos nos resulta tan difícil, a menudo intentamos reemplazarlo con popularidad o poder. Todas necesitamos amigas y relaciones profundas e íntimas con otras personas. Conectarnos emocionalmente, saber que pertenecemos a una comunidad, es una necesidad tan básica como comer o dormir. Se supone que sea así; ¡es parte del diseño original! En el Jardín del Edén, antes de que ingresase el pecado al mundo, Dios dijo: “No es bueno que el hombre esté solo. Haré una ayuda ideal para él” (Gén. 2:18, NTV). Tendemos a olvidar que Adán no solo no tenía una esposa; tampoco tenía amigos, primos lejanos o vecinos ruidosos. Aun en el Edén, gozando perfecta armonía con Dios, Adán necesitaba de otros seres humanos. Fuimos diseñadas para este tipo de conexión. Sin embargo, como la intimidad requiere que nos arriesguemos al rechazo, a menudo intentamos suplantarla con popularidad y poder.

La popularidad nos atrae porque se parece mucho a la sensación de ser amadas. Ser famosas, ser admiradas profesionalmente, sentirnos indispensables: todo eso sabe muy parecido a la dulzura del amor. Sin embargo, como miles de ricos y famosos pueden demostrarlo, es posible estar rodeado de fanáticos y seguidores, y aun sentirse completamente solo. Un aplauso no es lo mismo que un abrazo. Un “Me gusta” (o un millón de ellos) no es lo mismo que realmente conocer a alguien y comprometerse ciento por ciento con una relación, venga lo que venga. El poder, por otro lado, nos atrae porque se asemeja a la sensación de sentirnos protegidas. Creemos que cuanto más logremos controlar, menos sufriremos. Irónicamente, aunque mantener la guardia siempre en alto nos protege, en cierta medida también nos aísla (y crea el dolor que queríamos evitar).

Fuimos creadas para vivir en conexión permanente con Dios y con los demás. Nuestra gran necesidad de ser abrazadas, comprendidas y amadas por otras personas es un reflejo del diseño divino, no un síntoma de inmadurez espiritual. Cuando aceptamos esta realidad e invertimos tiempo y energía en desarrollar relaciones auténticas, crecemos espiritualmente. Cuando huimos de la intimidad (e intentamos suplantarla con popularidad y poder) nos aislamos y lastimamos más.

Señor, gracias por crearme para disfrutar de una relación contigo y con los demás. Quiero comprender y honrar tu diseño más claramente. Si evado la vulnerabilidad usando la popularidad, el poder u otras estrategias, ayúdame a notarlo y a arrepentirme. Necesitar a los demás no es una debilidad, sino una parte esencial de mi diseño. ¡Gracias por crearme tan sabiamente!

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