Ejemplo de humildad
“Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús […]; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz” (Filipenses 2:5, 8, RVR).
Hoy repasaremos juntos algunas citas sobre la niñez de Jesús. Sin dudas, él es el más grande ejemplo de humildad. Dios no nos pide nada que él mismo no esté dispuesto a hacer. ¡Presta atención! “Había sido el Comandante del cielo, y los ángeles se habían deleitado en cumplir su palabra; ahora era un siervo voluntario, un hijo amante y obediente”.
“Los padres de Jesús eran pobres, y dependían de su trabajo diario para su sostén. Él se familiarizó con la pobreza, la abnegación y las privaciones. Esa experiencia fue una salvaguardia para él. En su vida laboriosa no había momentos ociosos que invitasen a la tentación”.
“Jesús rehuía la ostentación [alardear, fanfarronear]. […] No buscó ninguna posición elevada ni asumió títulos. Su vida tranquila y sencilla, y aún el silencio de las Escrituras acerca de sus primeros años, nos enseñan una lección importante. […] Estaba haciendo el servicio de Dios tanto cuando trabajaba en el banco del carpintero como cuando hacía milagros para la muchedumbre” (DTG 52-55; el texto entre corchetes fue añadido).
Se sincero: ¿Te molesta hacer los deberes sencillos en tu casa? Aquí hay una lección que no solo los niños, sino también los adultos necesitamos aprender diariamente: la humildad es el paso previo a la verdadera grandeza. No puedes soñar con hacer grandes cosas cuando desprecias hacer las cosas pequeñas. Y aunque duela, y hasta sientas que la vida es injusta contigo, vivir en condición humilde y sencilla y tener que ayudar en la casa diariamente en los deberes domésticos, te será de escudo (así como lo fue para Jesús) contra las constantes tentaciones de Satanás. Mantendrá tu mente ocupada y libre de ocio y te capacitará para hacer cosas más grandes en el futuro.
Recuerda: cuando te sientas tentado a quejarte por no poder ocupar el lugar de tus sueños ahora, piensa que el Hijo de Dios estuvo dispuesto a ser pobre y realizar trabajos sencillos. Y fue esa vida laboriosa la que lo preparó para sus exitosos tres años y medio de ministerio de salvación, y su muerte salvadora para un mundo perdido. Repasa el versículo para hoy. ¿Qué te parece si pides en oración “ese mismo sentir que hubo en Cristo Jesús”?
Gabriela