Miércoles 06 de Julio de 2022 | Matutina para Menores | José

José

“¿Cómo entonces iba yo a hacer esta gran maldad y pecar contra Dios?” (Génesis 39:9).

¿Quién no conoce la historia bíblica de José? Sin dudas, él es un ejemplo incuestionable de integridad. José era jovencito cuando fue vendido como esclavo por sus hermanos. Quedó solo en el mundo. Sin familia, sin libertad, en un lugar desconocido, lleno de tentaciones que lo invitaban constantemente a “manchar” su corazón de pecado. Y las condiciones estaban dadas para que, si él quería, pecara a gusto y placer. ¿Qué más daba? Estaba en un lugar donde no existía el temor a Dios, y además, aparentemente Dios lo había abandonado. ¿Por qué seguir manteniendo su integridad?

Sin embargo, Potifar, su amo, se dio cuenta rápidamente de la clase de muchacho que era José. Su firmeza de carácter para mantenerse del lado de lo bueno ganó rápidamente la confianza de Potifar. Así que José dejó de ser un esclavo “común” para convertirse en el mayordomo de la casa. Pero la historia continúa. José fue tentado por la esposa de Potifar a hacer cosas que mancharían su vida y traerían tristeza a la vida de la familia de su amo. Así que, sin dudarlo, José le contestó con las palabras del versículo de hoy. Vuelve a leerlo. ¿Y cómo le fue por mantener su integridad? La Biblia cuenta que lo metieron en la cárcel. Si tú fueras José, vendido injustamente como esclavo, y además encarcelado por ser fiel a Dios, ¿seguirías pensando que vale la pena ser íntegro?

La historia continúa, y dice que el jefe de la cárcel también se percató de la clase de joven que era José, y lo convirtió en su “mano derecha”. Y después de idas y vueltas, finalmente José fue a parar al palacio de Faraón, quien reconoció en él un hombre lleno del Espíritu de Dios.

¿Qué podemos aprender de la vida de José? Que cuando somos íntegros, nos convertimos en personas de confianza. Qué hermoso cuando tus padres, profesores o amigos te eligen a ti como ejemplo de integridad: “Te pregunto a ti, porque sé que no mientes”, o

“¿Puedes cuidarme este juguete? Yo sé que tú no robas”. ¿Significa que por ser íntegro siempre te irá bien? No; pero recuerda que son las situaciones “malas” las que ponen a prueba tu integridad. Si amas a Dios, cuando alguien te sugiera pecar, le contestarás con el versículo de hoy.

Gabriela

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