Cristiano camuflado
“Ni se enciende una lámpara para ponerla bajo un cajón; antes bien, se la pone en alto para que alumbre a todos los que están en la casa” (Mateo 5:15).
Algunos animales son capaces de asimilar los colores del entorno en el que se encuentran y permanecer tan inmóviles que son prácticamente invisibles, incluso para el ojo atento. El insecto palo es uno de los reyes del camuflaje. Estos animales copian a la perfección los colores y las formas de las hojas y las ramas de la vegetación en la que viven. Permanecen mucho tiempo de pie, y cuando se mueven lo hacen prácticamente de forma imperceptible. Así es como se protegen de los depredadores.
Para escapar de los “depredadores” de la vida, algunos cristianos quieren usar una estrategia similar: se camuflan para que nadie sepa de su fe, y así evitar problemas. Imitan a personas que no sirven a Dios y, como resultado, nadie se da cuenta de que son cristianos. Escuchan música que ni siquiera suena religiosa, comen alimentos impuros, visten ropa inadecuada; en fin, asumen el mismo estilo que las personas que no aman a Dios.
El efecto de este camuflaje es muy malo, ya que así es como el enemigo, el depredador más terrible, quiere que se comporten los cristianos. Si deseas protegerte del ataque del mal, no tengas miedo de asumir tu fe. Jesús siempre estará a tu lado y estarás protegido de los depredadores del pecado.