No sé qué decir
“Antes que ellos me llamen, yo les responderé; antes que terminen de hablar, yo los escucharé” (Isaías 65:24).
¿Alguna vez has querido hacerte amigo de alguien, pero no sabías por dónde empezar? Quizás esto haya sucedido cuando un nuevo estudiante ingresó en tu escuela o un vecino se mudó a tu vecindario. En situaciones como estas, parece que la timidez y el miedo se apoderan de nosotros, y muchas veces no sabemos qué hacer para acercarnos a esta persona. Créeme: en estos casos, la solución puede ser más fácil de lo que crees. Un simple “Hola, ¿cómo estás?” puede iniciar una amistad.
¿Y para ser amigo de Dios? ¿Alguna vez has querido estar más cerca de él, pero no sabías cómo hacerlo? ¿Te parece difícil hablar con él? Aquí te presento algunos consejos:
Empieza por decirle lo que él significa para ti o decirle cómo te sientes en este momento.
Trata de recordar las cosas buenas que sucedieron durante el día y dale gracias por todas ellas. Piensa despacio y cuéntale todo. Dios tiene mucho tiempo para escucharte. No hay necesidad de hablar a las corridas.
Háblale de tus amigos y de las personas por las que te gustaría interceder. Tal vez alguien tenga un problema y puedas ofrecer tu ayuda.
¿Hiciste algo malo? Díselo y pídele perdón. Dile cómo te sentiste y cómo deseas mejorar.
Por último, puedes hacer algún pedido especial. ¿Hay algo que te preocupa? Pídele ayuda a él.
Estos son solo algunos consejos que te ayudarán a adquirir el hábito de hablar con Dios en oración. Recuerda, él es tu amigo y anhela escuchar lo que tienes que decir.