Reavivamiento y reforma
Cuando los filisteos supieron que los israelitas estaban reunidos en Mispá, los jefes filisteos marcharon contra ellos. Los israelitas, al saberlo, tuvieron miedo. 1 Samuel 7:7, DHH.
Israel seguía sometido por los filisteos, el arca había desaparecido del Santuario, y permaneció en el olvido. La nueva generación sustituyó los servicios del Santuario por la adoración de Astarot, la diosa de la fertilidad, llamada Afrodita por los griegos, donde sostenían orgías lascivas con las llamadas prostitutas del templo. En esa precaria condición espiritual apareció Samuel. Los israelitas parecían ovejas extraviadas: sabían que estaban perdidos, pero no sabían cómo regresar al redil.
“Anticipando el tiempo cuando su pueblo desearía apartarse de sus malos caminos, Dios preparó a un fiel pastor que buscaría a los perdidos para llevarlos de vuelta al aprisco. Tal como Dios lo había previsto, en su ansiedad Israel se volvió a Samuel… Se necesitaron 20 años para que los israelitas aprendieran que la idolatría da malos resultados, y acudieran arrepentidos a Samuel. El arca quedó en la casa de Abinadab mientras Samuel fue juez, durante el reinado de Saúl y la primera parte del reinado de David, mientras se preparaba un lugar para ella en Jerusalén. ¡Cuán pacientemente espera Dios!” (2CBA, pp. 481, 480).
Samuel inició una campaña de reavivamiento y reforma. Visitó a los líderes de cada tribu, los llamó al arrepentimiento y a abandonar la adoración de dioses falsos. Los ídolos hoy son mucho más sutiles, pero igualmente peligrosos. Cualquier cosa que esté en primer lugar o controle tu vida es un dios, llámese dinero, éxito, bienes materiales, orgullo o lo que consuma tu tiempo y energía.
Hubo una respuesta satisfactoria del pueblo. Con la ayuda de los jefes de las tribus se hizo una gran asamblea en Mizpa, se celebró un ayuno solemne, confesaron sus pecados y resolvieron obedecer a Dios. “Individualmente debemos humillar nuestras almas ante Dios, y apartar nuestros ídolos. Cuando hayamos hecho todo lo que podamos, el Señor nos manifestará su salvación” (PP, p. 640).
Este reavivamiento fue interpretado por los filisteos como una amenaza de independencia, y se prepararon para atacar. Cuando haces reformas el enemigo arremete contra ti, ¡pero no te detengas! “La mayor y más urgente de todas nuestras necesidades es la de un reavivamiento de la verdadera piedad entre nosotros. Procurarlo debiera ser nuestra primera obra” (SC, p. 53). Identifica y destierra los ídolos que interfieren con tu consagración.