Sabiduría humana versus sabiduría divina
«Sin embargo, hablamos sabiduría entre los que han alcanzado madurez en la fe; no la sabiduría de este mundo ni de los poderosos de este mundo, que perecen. Pero hablamos sabiduría de Dios en misterio” (1 Corintios 2:6, 7).
Una persona mayor viajaba en tren leyendo un libro de tapas negras. A su lado, estaba un joven universitario leyendo un libro de ciencias. Cuando el universitario se percató de que el libro se trataba de la Biblia, interrumpió al anciano en su lectura y le dijo: “¿Usted todavía cree en ese libro de cuentos y fábulas?” “Sí”, respondió el anciano, “pero no es un libro de cuentos, es la Palabra de Dios. ¿Acaso estoy equivocado?” “¡Desde luego!”, respondió el joven, “Usted debería estudiar Historia Universal para descubrir que la Revolución Francesa demostró la miopía e insensatez de la religión. Solo personas sin estudio ni cultura pueden creer que Dios haya creado el mundo en siete días. Usted debería conocer acerca de los sabios descubrimientos de nuestros científicos”.
Luego de un instante, el hombre de edad preguntó: “Y ¿qué científicos dicen que la Biblia es un libro de cuentos?” Sonriendo, el joven le dijo: “Como voy a bajar en la próxima estación, no tengo tiempo de explicarle. Pero déjeme su tarjeta con su dirección para mandarle material científico por correo con la máxima urgencia”. El humilde anciano le dio su tarjeta al muchacho. Cuando este leyó lo que allí decía, salió cabizbajo. En la tarjeta se leía: “Profesor Doctor Louis Pasteur. Director General del Instituto de Investigaciones Científicas de la Universidad Nacional de Francia”.
Este hecho, que data de 1892, se recoge en la autobiografía del Dr. Louis Pasteur, quien afirmaba que “un poco de ciencia nos aparta de Dios. Mucha, nos aproxima a él”. Pablo dice que no es la sabiduría del mundo la que debemos valorar, sino la sabiduría que viene de Dios. “Frente a la sabiduría divina, Aristóteles no se halla en mejor caso que Julio César”, aportó Trenchard. La sabiduría de Dios contiene el plan salvador de Dios para todos los hombres, un misterio oculto y escondido en la gracia de Dios que solo podemos conocer porque nos es revelado por el Espíritu Santo.
El hombre sin Dios puede ser sabio según el mundo, erudito y un gran profesional. Ahora bien, para ser sabio según Dios, tenemos que clamar por sabiduría, ser instruidos en la Palabra y, de manera sumisa y humilde, someternos a la voluntad del Señor.
“Nuestro Padre celestial es la Fuente de vida, sabiduría y gozo” (Elena de White, El camino a Cristo, p. 9).
amen hermoso mensaje