Jefté
“Entonces el espíritu del Señor vino sobre Jefté, y éste recorrió Galaad y Manasés, pasando por Mispá de Galaad, para invadir el territorio de los amonitas” (Jueces 11:29).
La vida de Jefté nos recuerda que Dios quiere utilizar a todas las personas como instrumentos de bien, no importa quiénes sean. Jefté venía de un hogar disfuncional. Como sus medios hermanos se avergonzaban de él, lo expulsaron de su casa. Él se fue y no tuvo las mejores compañías. La Biblia describe a sus amigos como “una banda de desalmados que junto con él salían a hacer correrías” (vers. 3).
Israel cayó otra vez en la idolatría y volvió a ser oprimido, ahora por los amonitas. Entonces sus hermanos se acordaron de Jefté. Se les ocurrió que por sus amistades y su tipo de vida bandolero, era una buena idea enviarlo al campo de batalla como “carnada”; si vencía ellos serían los beneficiados, y si perdía a ellos no les interesaba.
Pero Dios tenía otros planes. Dios lo puso como juez y le dio el sello de su aprobación con el Espíritu Santo, fuente de poder y evidencia de su dirección. ¡Qué gran sorpresa debieron llevarse sus hermanos que antes lo expulsaron de su propia casa! Dios puede maravillarnos. Nunca menosprecies a alguien.
Por otra parte, Dios no nos culpa por las condiciones desventajosas en las cuales pudimos haber crecido. Él nos da oportunidades para salir y superar nuestro pasado.
Jefté cometió el error de prometerle a Dios que, si le daba el triunfo ante los amonitas, le iba a ofrecer en sacrificio a la primer persona que saliera de su casa a recibirlo. Dios no le estaba requiriendo ningún sacrificio. En realidad, Jefté mostró desconfianza en Dios. Pareciera que Jefté estaba inseguro y quiso hacer un intercambio con Dios, en donde le prometía entregarle algo para que el Señor le diera la victoria.
A pesar de la insensatez de Jefté, Dios le dio el triunfo y aparece como un ejemplo en la lista de los héroes de la fe de Hebreos 11.
La Biblia repite que esos héroes no fueron intachables o personas que nacieron con ventajas sobre nosotros. Fueron personajes que tuvieron altibajos y una fe imperfecta, pero que crecieron y aprendieron. Su experiencia nos da esperanza.
Me encanta bendiciones