“No solo de pan…”
“Te sustentó con maná, comida que ni tú ni tus padres habían conocido, para hacerte saber que no solo de pan vivirá el hombre, sino de todo lo que sale de la boca de Jehová vivirá el hombre” (Deuteronomio 8:3).
¿De qué nos serviría comprar flores cuando no tenemos dinero ni para comer? De acuerdo con la esposa del artista Makoto Fujimura sirve de mucho. Dice Makoto que los primeros años de su matrimonio fueron muy duros en términos económicos. En cierta ocasión él estaba solo en la casa, tratando de encontrar la manera de pagar la renta y comprar alimentos para el fin de semana. Abrió su nevera y estaba completamente vacía. En ese momento, entró en la casa su esposa Judy con un hermoso ramo de flores. Con enojo e indignación, Makoto le reclamó: “¡¿Cómo puedes comprar flores cuando ni siquiera tenemos comida?!” Entonces Judy le dijo algo que nunca ha podido olvidar, aunque han pasado más de treinta años: “También necesitamos alimentar nuestra alma”.¹⁷⁹
¿Acaso no tenía razón Judy? Nos alarmamos ante los datos que nos ofrece la ONU respecto a los millones que mueren por falta de comida; pero se oye un silencio aterrador cuando se trata de los que mueren por causa del hambre del alma. Nos preocupamos por satisfacer nuestro apetito físico, mientras nuestro corazón se muere por falta de un pedazo de pan que lo anime a encontrar una razón para seguir latiendo. Es el hambre que nos ataca con insomnio, que nos convierte en islas, nos sumerge en el lóbrego silencio y, como a Ana (la madre del profeta Samuel), nos llena de amargura. Necesitamos satisfacer esa hambre, y para ello tenemos que apartar tiempo para “alimentar nuestras almas”.
Nuestros más profundos anhelos no se satisfacen con cosas; se requiere mucho más. Moisés le dijo al pueblo que las aflicciones, la falta de recursos, las carencias que conlleva vivir en un mundo pecaminoso, han de hacernos “saber que no solo de pan vivirá el hombre, sino de todo lo que sale de la boca de Jehová” (Deut. 8:3). La necesidad nos empuja a la búsqueda de lo material, pero Dios espera que nuestras necesidades físicas nos hagan saber que tenemos que alimentar el alma con lo que sale de la boca del Señor.
Sin las palabras que salen de la boca divina, nuestras almas siempre estarán hambrientas, incluso cuando la nevera esté llena. Sí, también tenemos que alimentar nuestra alma.
179 Makoto Fujimura, Culture Care: Reconnecting with Beauty for Our Common Life (Downers Grove, Illinois: IVP Books, 2017), p. 1.
Gran oportunidad de compartir , el Mensaje que Dios tiene , para todos.
Gracias y que Dios Bendiga este Ministerio y a todos los que lo siguen.
Bendiciones.