Dios es independiente
“El Dios que hizo el mundo y todas las cosas que hay en él, es Señor del cielo y de la tierra. No vive en templos hechos por los hombres, ni necesita que nadie haga nada por él, pues él es quien nos da a todos la vida, el aire y las demás cosas” (Hechos 17:24, 25).
No recuerdas cuándo naciste, pero tal vez algunas fotos te ayuden. ¿Qué hacías solo? Dormías y llorabas. No podías alimentarte sin la ayuda de un adulto; no podías vestirte ni cambiarte los pañales; no podías caminar; no podías ducharte sin tus padres. Eras totalmente dependiente, lo que te convertía en un ser vulnerable.
Con el tiempo, maduraste, pero todavía dependes de alguien de alguna manera. Incluso comiendo solo y sabiéndote vestir, alguien tiene que comprar tu comida o tu ropa. Y estos son solo dos tipos de dependencia.
Esperemos que depender de alguien no te aburra, porque es algo que se quedará contigo para siempre. Los adultos también son dependientes. Necesitan de otros adultos para trabajos, transporte, bienes para comprar, atención médica, etc. Y, en cada etapa de la vida, dependemos de Dios.
Con Dios es diferente. No necesita nada ni nadie para existir. Él nos creó, pero nadie tuvo que crearlo, porque él siempre ha existido. Esto es difícil de entender. ¡Por eso él es Dios; y nosotros, no!
Él, que vive y reina eternamente, es el único Ser que puede vivir de manera independiente. En cuanto a nosotros, debemos reconocer que todo lo que somos y tenemos es un don del Señor, quien amablemente proporciona las condiciones necesarias para nuestra vida en esta Tierra.
Escribe aquí tres cosas que no tendrías si no fuera por Dios. Dedica un momento hoy para agradecer por estas cosas.